Alejandro Bercovich acaba de presentar su documental “Fondo”, donde desnaturaliza la presencia de ese organismo en la vida cotidiana, demuestra que hay otras “recetas” posibles y corre el velo de la manipulación mediática sobre el endeudamiento externo. De todo esto habló con Socompa.
Desde mayo de 2018, el Fondo Monetario Internacional volvió a estar en el centro de la política argentina. Y todo indica que va a seguir en ese lugar. El periodista Alejandro Bercovich, (Berco, para casi todos) presentó en estos días un documental que relata -con un tono que cruza el periodismo y la didáctica- las tensas relaciones del Fondo y los países que le solicitan financiamiento. Fondo, tal el nombre de la película, tiene la intención declarada de “socializar la discusión” sobre los alcances de esos compromisos financieros y, sobre todo, de los efectos que trae, indefectiblemente “la receta del Fondo”. Bercovich -que es economista egresado de la UBA y se desempeñó por varios años en el periodismo gráfico, radial y televisivo con una mirada mucho más a la izquierda que el promedio de sus colegas de sección- viajó a Grecia y a Portugal para mostrar cómo dejaron a las economías de esos países la continuidad del programa financiero (en el caso de Grecia) y la ruptura de ese esquema (en Portugal).
El film se apoya en animaciones y ficcionalizaciones breves, sketches y gráficos que se entrelazan con entrevistas a funcionarios de los dos gobiernos analizados, personajes claves de la economía mundial y personas que simplemente padecieron el libreto neoliberal. Curiosamente, hubo cierta prensa cinéfila que criticó, ya que algo había que criticar, el tono indisimuladamente explicativo de Fondo. Justamente eso, que es probablemente el mayor hallazgo del documental: desnaturalizar la presencia de ese organismo en la vida cotidiana, demostrar que hay otras “recetas” posibles y correr el velo de la manipulación mediática sobre el endeudamiento externo.
Socompa entrevistó a Berco minutos antes de su salida al aire por Radio Con Vos, donde todas las tardes conduce Pasaron Cosas, programa que comparte con Alejandro Wall y Noelia Barral Gigera.
-¿Qué vino el primero? ¿El contenido o la forma? ¿Tenías ganas de hablar del FMI para todo público o querías hacer un documental y buscaste sobre qué hablar?
-Nunca me imaginé que iba a hacer un documental. Apareció el tema el día que Macri convocó al FMI. Pero la verdad es que lo que marca el inicio de este documental es la noche en que Lanata publica su reportaje a Christine Lagarde. Yo lo estaba viendo con Angela (Lerena, su esposa, también periodista) y me dio tal indignación ver que un periodista o un medio de comunicación le lavara la cara como le lavó Lanata al FMI esa noche, que lo llamé a enfurecido Claudio Martínez (productor general del programa de TV Brotes Verdes, que se emitió en 2018 por C5N) y le dije “Claudio, tenemos que ir a Grecia. No puede ser, -le dije- estos hijos de puta que nunca en la vida nos dieron una entrevista a los que somos críticos, conceden un reportaje montado, con tres cámaras en su despacho, con Skype y con tres cámaras acá también, para la decirle a la Argentina que el FMI ahora era bueno”. Era una entrevista escandalosa y manipuladora y después, a eso se le adosaba un informe de cómo Israel había salido adelante con las metas de inflación que impulsaba en ese momento Federico Sturzenegger (que a los seis meses volaron por el aire) y cómo a Serbia le había ido muy bien con el acuerdo con el Fondo Monetario, decía el informe de Canal 13. ¡Y Serbia levantó un poco su economía porque venía de una guerra, no por el Fondo Monetario! Me pareció tan manipulador que decidí hacer este documental. Eso fue el disparador decisivo.
-Podemos decir entonces que la decisión de hacer un largometraje, un lenguaje que nunca habías utilizado, estuvo también motivado por la indiganción sobre el uso de los medios.
-Si. Y mirá que a mi me torra el debate sobre los medios, me cansó la discusión por la Ley de edios, me cansó Sabbatella, me hincharon las pelotas los 678, me peleé con ellos…
-Pero eso fue ahora.
-Ahora, ellos de manera muy aviesa y muy chota hablaron mal de mi en medios cuando yo los invité a discutir en mi programa. A todos, uno por uno, a conversar en el programa. Porque tengo muy claro que mi pelea no es con ellos. Pero ellos evidentemente creen que la pelea es conmigo. Pero volviendo. Todo ese debate me hincha las pelotas pero no pude creer la situación de un medio de comunicación lavándole la cara al FMI.
-Por esos días también habías entrevistado a Noemi Brenta, la investigadora del CONICET que estudió la historia del FMI. Y parte de su relato lo encontré también en el documental.
-Si, claro. Y está citada ella en el documental, en la bibliografía. Noemí Brenta es la máxima investigadora del Fondo Monetario en la Argentina y a ella le corresponden hallazgos como los Staff Reports que mandan los enviados del Fondo la semana previa al golpe de Estado del ‘76. eso por ejemplo, le pertenece a ella. El trabajo de hormiga, muy laborioso de caracterizar y tabular qué se cumplió en cada acuerdo, qué no, todo eso también lo hizo ella. Es brillante.
-Ella también dijo en aquel momento que desde Frondizi en adelante, el programa que el Fondo impone es siempre muy parecido, no? Eso de la receta…
-Si, pero la idea de trabajar con La Receta como una cosa culinaria, es una idea de Hernan Vanoli, el guionista. Dijo “todo el tiempo se habla de la receta del fondo, ilustrémoslá”. Trabajamos buena parte de la película montados en esa metáfora (un ingrediente de la receta es la liberalización de los mercados financieros, otro la eliminación de aranceles a la importación…) que, ahora que se estrenó a algunos les pareció literal, banal, la verdad es que a mi me pareció una manera de hacerlo didáctico o popular.
-En esa indignación que está en el inicio hubo una intención didáctica.
-Si, claro. Porque si nos pueden manipular con esto es porque es una discusión que se da en cenáculos superestructurales, en las alturas. Entonces al noventa por ciento de la población le llegan recortes y lo que nosotros dijimos fue “hagamos una cápsula completa del Fondo Monetario para no volver a caer en esa trampa, que le llegue a todo el mundo”.
-Hablaste de Lanata y Lanata en el 2005 había intentado un documental sobre el mismo tema. Deda.
-Si, claro lo vi.
-¿Y qué te pareció?
-Y bueno, espero en quince años no ser así, yo (risas).
-Respecto de lo que se viene, Alberto Fernández viene diciendo algo así como “que el Fondo se haga cargo de haberse salteado su propio estatuto al facilitarle tanta guita al macrismo”. A mi eso me dice que va a haber una negociación dura.
-Sisi, va a ser durísima. Y otra de las intenciones de hacer la película fue que esa negociación de algún modo sea carne en la población. Que no depende solamente del gobierno que viene. A mi me parece muy difícil lo que viene y que los economistas que laburan en el Frente de Todos son muy conscientes de esto. Pero también creo que por más que el Presidente pegue dos gritos, que se ponga duro el Ministro de Economía, el Fondo Monetario no va a retroceder en sus preceptos, en sus ideas, en las políticas que recomienda. Me parece que eso solo pasa en los países en los que se movilizan millones Esto es un intento de socializar la discusión para que cuando el Fondo Monetario exija las mismas cosas que le exige a todos los países a los que les refinancia la deuda, nosotros estemos listos para responderle defendiendo los intereses del pueblo que son opuestos a los del Fondo. En consonancia con el próximo gobierno o no.
-Cuando los heterodoxos le regalan al neoliberalismo la categoría de ortodoxia, ¿no parecería como que la economía es esto y los demás están inventando?
-Bueno, ortodoxia es el mismo camino y heterodoxia es el otro camino. Y es así, porque de lo que tratan de convencernos los ortodoxos es de que hay un solo camino. De hecho Margaret Thatcher a su política le ponía, como hacen en general los anglosajones una sigla, un acrónimo, que era TINA There is No Alernative (No hay otra alternativa). Y sí que hay alternativas. De hecho, el documental recorre Portugal y Grecia como países por los cuales el Fondo pasó en este tiempo que nosotros le perdimos el rastro. No porque sean parecidos a la Argentina sino porque son parecidos entre si entonces demuestra esta semejanza de que dos países con un tamaño parecido, una economía parecida, una población con una especialización bastante parecida, (son países del sur, periféricos en Europa, con mucho turismo..) uno aplicó la receta ortodoxa y el otro no. Y el que no la aplicó se convirtió en el país que más crece de Europa y redujo a la mitad el desempleo y el otro está como si lo hubiera atravesado una guerra.
-El FMI es una receta pero además es un poder. Si te alejás del poder del FMI ¿sobre qué te podés recostar? ¿Qué hizo Portugal?
-Portugal sale del Fondo porque tiene el Banco Central Euopeo detrás. De hecho, todo lo que le pagó al Fondo se lo dio al BCE. Por eso digo que nosotros no podemos imitar la receta portuguesa. Simplemente, lo que buscamos al mostrar este recorrido es que hay alternativas. Y que no hay una salida como propone el Fondo. Hay otras. Para Portugal fue esa. Para nosotros puede ser otra. Para Bolivia fue otra durante todo este tiempo y la verdad es que Bolivia demuestra que si no te pueden voltear económicamente te voltean con los milicos. El Fondo Monetario cumple un rol de diplomacia suave pero representa los mismos poderes que los militares que dan golpes de estado hoy. El Fondo es un gendarme de los bancos de Wall Street y es también el portavoz del Tesoro de EEUU en el concierto financiero internacional. No disimula ese carácter porque los economistas capos del Fondo (y eso se ve en el documental) laburaron años en los bancos de Wall Street, porque el tesoro de EEUU sigue teniendo el 17% de los votos del directorio de Fondo y eso hace que tenga poder de veto sobre toda decisión importante que vaya a tomar el Fondo. Entonces, el Fondo tiene un carácter político antes que financiero, no es un banco, eso lo trabajamos bastante. Pero a la vez, si me decís en quien apoyarse, y bueno, todos cobran. De hecho, los exégetas del Fondo promocionan sus líneas de financiamiento como que es mejor el financiamiento multilateral como el suyo que ir a pedirle a un pais. Lo que dicen es “la alternativa a esto para vos que sos un país de mierda es ir a pedirle a China, pero China te exige poner bases militares se queda con tus recursos naturales como se quedó con los de África….” Y es verdad que China hace eso. Lo que pasa que el Fondo también lo hace, con el ropaje de lo multilateral, tiene un grado mayor de sofisticación pero tiene las mismas características que cualquier sujeción externa. Lo que yo no creo es que sea gratis o mágico ir a pedirle a Rusia o a China. Creo que es igual de complicado y que lo que tenemos que buscar nosotros es que nuestro capital, el capital de los argentinos que está fuera del país se ponga a trabajar en Argentina. Menuda tarea.
-El FMI no está solo en esta tarea La OMC durante el kirchnerismo ejerció un rol fuerte. Hay otros organismos que vienen con la misma receta.
-Si claro. También el Banco Mundial con el CIADI, que también funciona en Ginebra como la OMC en Suiza. Son instituciones que, a lo largo de la historia, fueron creando las potencias para cristalizar esta relación de fuerzas que surge de la posguerra. Y el Fondo es la madre de todas esas instituciones. La OMC es un poco posterior pero busca encauzar los conflictos comerciales en favor de EEUU y Europa Occidental. Y China está creciendo en contra de la OMC y resistiendo las normas de propiedad intelectual de la OMC y cagándose en el tribunal arbitral del Banco Mundial que es el garante de las multinacionales en nuestros países. Brasil, por ejemplo, no firmó tratados bilaterales que le den entrada al CIADI como réferi. Nosotros si. Así como el kirchnerismo muchas cosas de los 90 no las revirtió y eso después pasó factura con Macri, muchos países también compraron ese buzón. De hecho, Perón, y esto es algo que no está en la película porque me enteré después, recibe en el año 46, cuando se arma el Fondo, un informe de Antonio Cafiero que decía que Argentina no tenía que entrar al Fondo Monetario, y por eso Argentina no entra. Entra recién con la Libertadora en el 56 y el primer acuerdo es el que mostramos en la película, el d.l 59, con Frondizi y Alsogaray. Pero Perón, que en eso era pragmático y si pintaba lo habría hecho, decide que no por los intereses. Está buenísimo ese informe de Cafiero, se llama Informe 21. Cafiero tenía 27 años, recién recibido de doctor, mandado como agregado financiero. Me hubiera encantado meterlo en la peli pero me enteré después por el libro de Santiago (Cafiero, “La independencia Económica”), que está buenísimo. Pero también sirve para que los lectores de Socompa tengan esa referencia y que sepan que no es una película antiperonista para nada.
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