Investigar qué sucedió con la deuda tomada por el Estado Nacional durante los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri, por casi 130.000 millones de dólares, de los cuales se fugaron más de 88.000 millones, es fundamental para el futuro del país. Un grupo pequeño pero poderoso hará todo lo posible para evitar esa investigación.
La clave está en que el BCRA haga bien su trabajo y dilucide qué pasó con cada dólar tomado de deuda por el Estado del gobierno de Cambiemos por unos 129.000 millones en esa moneda. Unos 85.000 millones fueron obtenidos en títulos públicos y 44.000 millones del crédito concedido por el FMI que, en conjunto, es la hipoteca que condiciona a nuestro país.
La deuda la tomó la Administración Nacional y como pagó a sus proveedores, contratos, licitaciones, jubilados, pensionados y trabajadores nacionales (donde el mayor número son fuerzas armadas y de seguridad) en pesos, debió vender cada dólar ingresado al Tesoro Público, al BCRA, que los incorporó a sus reservas y a cambio le dio al precio oficial, pesos.
El problema reside que tras la reforma financiera de 1977 y afirmada por Ley 24.144 de Carta Orgánica de 1994, el BCRA funciona como banco de bancos y le vendió esas reservas en divisas a las entidades financieras que se lo compraron. La pregunta obligada es qué bancos compraron, para qué clientes, qué hicieron esos clientes con esos dólares, cuando paralelamente el mismo BCRA en su Balance Cambiario dice que en los cuatro años de gobierno de Macri se fueron capitales de la Argentina por 88.371 millones de dólares, denominados FAE (Formación de Activos Externos de residentes argentinos al exterior).
A eso se le debe sumar la subfacturación de exportaciones y la sobre facturación de importaciones, como así también los auto préstamos, que bien podría ser el caso de la Aceitera Vincentin SAIC, que aparece con una deuda externa sobredimensionada por 1.350 millones de dólares (incluso beneficiada con una deuda por el equivalente a 300 millones de dólares con el Banco de la Nación Argentina) y, bien podrían ser que los mismos socios dueños de Vincentin tengan acciones o depósitos en los supuestos bancos y firmas acreedoras.
En su discurso del 1° de marzo de 2020, al iniciar las sesiones ordinarias del Congreso de la Nación, el presidente Alberto Fernández dijo que: “…el Banco Central está abocado a una pormenorizada investigación del proceso de endeudamiento de los últimos años, en qué se utilizaron los fondos y cuáles fueron sus beneficiarios”. Bien, eso hizo que los que se beneficiaron con la deuda y fuga, se prepararan para frenar la investigación.
Entre ellos y por su rol estratégico en la obtención de divisas (y posibilidades de auto préstamo, subfacturación y fuga) los grandes productores y acopiadores rurales.
Los principales productores y comercializadores
Contamos con las tierras más fértiles del mundo, donde más rinde por hectárea tienen la soja, el maíz, trigo, sorgo, etc., y el precio se fija en el mercado de Chicago (Estados Unidos), muy por encima del costo de producción argentino.
En un marco de la cosecha 2018/2019, que fue record de 147 millones de toneladas de grano y donde la producción de maíz (57 millones de toneladas) superó a la soja (55,3 millones), se aprecia una gran concentración de la propiedad de la tierra y de la producción y comercialización
Concentración que se demuestra palpablemente en la Provincia de Buenos Aires, en que según informa el Censo Nacional Agropecuario, 2.516 establecimientos son dueños de 11.158.368,9 hectáreas (sobre un total de 25.788.669 hectáreas cultivables de la Provincia), pero a su vez, cuando a comienzo de este año 2020 en el Senado bonaerense se trató el Código Fiscal, nos enteramos que los dueños de esos establecimientos son 211 familias y/o sociedades.
En el resto del territorio nacional la distribución es igual o peor: Los hermanos Benetton poseen casi 900.000 hectáreas en el sur argentino; el grupo inglés Walbrook con 600.000 hectáreas en Mendoza (Las Leñas, Valle Hermoso, Agua de Toro, Río Colorado, etc.); el financista húngaro-norteamericano George Soros (con Cresud, Adecoagro y sus socios argentinos Eduardo Elsztain y Marcelo Mindlin) posee unas 420.000 hectáreas en explotaciones agrícolas, ganaderas y forestales en Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Chaco, Salta y Catamarca; Roberto Hiriart (sobrino de Augusto Pinochet) es dueño de 100.000 hectáreas en Neuquén que incluye la Estancia Hualcupén con el Lago que lleva ese nombre; el inglés Joseph Lewis con 38.000 hectáreas en Río Negro con el Lago Escondido inlcuido.
La petrolera anglo holandesa Shell compró tierras en Corrientes y en Misiones en la actividad forestal. También compraron amplias extensiones de campo Eduardo Eurnekian (Multimedios América, Aeropuerto 2000), ex banqueros, como Luis Otero Monsegur, Jorge Britos y, los dueños del Banco República (El fallecido Moneta), y ex industriales, como Gilberto Montagna Terrabussi que se suman a las familias tradicionales poseedoras de tierra como los Blanco Villegas (que tienen entre otras propiedades 25.0000 hectáreas en Tandil), las familias Menéndez Braun y Menéndez Behety con 400.000 hectáreas en las provincias de Santa Cruz y Tierra del Fuego, etc. etc.
A ello se le deben agregar los pooles de siembra y asociaciones de todo tipo que compran o arriendan tierras, como son los caso del Grupo Don Mario (GDM) de la familia Bartolomé, que es un importante proveedor de semillas asociadas a capitales norteamericanos; la familia Grobocopatel, dueña de la empresa “Los Grobo”, tiene más de 120.000 hectáreas en producción, la enorme mayoría de esas tierras cultivadas con soja y trigo es alquilada; Grupo del Tejar, importante pool de siembra que fuera presidido por Oscar Alvarado hasta su muerte en el año 2010, que era a la vez presidente de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea) y miembro del Directorio de Aapresid (Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa, cuyo miembro y productor más importantes es José Aranda, con plantaciones de arroz en la provincia de Corrientes y vicepresidente del diario Clarín).
En su libro “La Argentina Agropecuaria”, Mempo Giardinelli y Pedro Peretti demuestran que, contando con 45 millones de habitantes, hay unas seis mil familias y sociedades (como vimos, muchas de ellas extranjeras) que controlan por propiedad o por alquiler el 48 por ciento de la tierra cultivable argentina, tierras que se vuelven altamente productivas por la combinación de la siembra directa y el cultivo transgénico.
Bien, si uno ve lo que se recauda por impuesto inmobiliario rural en cada provincia donde están asentadas es menor que lo que pagan los dueños de propiedades urbanas. El total de la recaudación del impuesto inmobiliario rural consolidado de todas las provincias argentinas es solo el 0,4% del PIB (es en pesos, pero equivalente a unos 1.400 millones de dólares).
En el año 2019 la Argentina exportó mercaderías (bienes) por 65.166 millones de dólares, el 65% de las mismas son productos primarios y manufacturas de origen agropecuario, así nos encontramos con el complejo sojero que representó el 26% de las ventas al exterior del país (16.943 millones de dólares); el complejo maicero por 6.025 millones de dólares; carnes y cueros bovinos 4.032 millones de esa moneda; complejo triguero 2.836 millones; y cebada 1.029 millones, por supuesto detrás de cada acopio y venta están los grandes comercializadores de granos y de carnes.
Y por supuesto todos ellos están ligados directamente a las grandes asociaciones patronales del campo, donde la cara visible no son los dueños más grandes, pero si se subordinan a su mandato.
La Sociedad Rural Argentina (SRA), fundada y presidida por José Toribio Martínez de Hoz en 1866, cuyo nieto fue José Alfredo Martínez de Hoz casado con Elvira Bullrich Lezica Alvear, es la más antigua de las asociaciones rurales. Tiene sólo 8.000 socios, pero su poder proviene de agrupar a los grandes propietarios de tierra, principalmente de la Provincia de Buenos Aires. Originalmente eran las familias Ortiz Basualdo, Ramos Mejía, Acevedo, Casares, Bullrich, Anchorena, Ayerza, Lalor, Lanusse, Hirsch, Zorraquín, Zichys Tyssen, Pérez Companc , Born, Pereyra Iraola, entre otros, a los que se los denostó como la oligarquía terrateniente. Fueron conspicuos presidentes de la SRA Celedonio Pereda, Hugo Biolcati y Luciano Miguens. Fue Presidente el productor entrerriano Luis Miguel Etchevehere, antes de ser el Ministro de Agricultura de Macri, y lo sucedió el actual Daniel Pelegrina que es un Ing. Agrónomo de Mendoza pero fue vicepresidente de los tres nombrados anteriormente y corrobora lo que decimos, es más un operador político que un estanciero.
Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), fundada en 1943. Se trata de una asociación confederal presente en todo el país, que reúne a 13 confederaciones y federaciones regionales, las que a su vez agrupan a 109.000 propietarios de tierras, tanto grandes, como medianos y pequeños. Su organización más poderosa es la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (CARBAP) creada en 1932. En general se ha subordinado siempre a la Sociedad Rural Argentina, pero se diferencia de ésta por la gran cantidad de asociados que posee, de todos los estratos de propietarios de tierras y en todo el país. El presidente de la CRA desde diciembre de 2019 es el productor tambero de Entre Ríos, Jorge Chemes, que fuera diputado nacional por el radicalismo de esa provincia en el período 2009-2013. Pero ha contado con conocidos personajes como Mario Llambías, un agrimensor que ha sido directivo de CRA desde 1973 y su presidente en varias ocasiones desde el año 2005; Jorge Aguado, gobernador de facto de la Pcia. de Buenos Aires en los estertores de la dictadura militar y socio de Franco Macri en muchos de sus emprendimientos, entre otros.
CONINAGRO, la Confederación Intercooperativa Agropecuaria Cooperativa Limitada, es una organización que agrupa al sector cooperativo agrario. Fundada en 1956, reúne a diez federaciones que, a su vez, agrupan a 120.000 empresas cooperativas agrarias, mayoritariamente en la región pampeana. Un 20,5% del total de cereales y oleaginosas producidos en el país corresponden a cooperativas asociadas a CONINAGRO, es también una importante exportadora donde su principal miembro es la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA) que declara ser el mayor operador de granos del país con una participación del 17% sobre el total que se produce en Argentina. La principal empresa que integra CONINAGRO es Sancor (comprada por el grupo Soros – Adecoagro). Actualmente el Presidente es Carlos Iannizzotto, abogado mendocino que es directivo de Fecovita (a Federación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas que es la red de cooperativas más grande de América en la industria vitivinícola) y gerente de la Asociación de Cooperativas Vitivinícolas Argentinas (Acovi).
La Federación Agraria Argentina (FAA), fundada en 1912, surgió de una gran rebelión de pequeños propietarios y arrendatarios rurales contra los abusos de los grandes terratenientes agrupados en la Sociedad Rural Argentina, realizada ese año, que es conocida como el Grito de Alcorta. Se la identifica con los pequeños y medianos propietarios de tierras, conocidos como “chacareros”, mayoritariamente de origen italiano, en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Córdoba. La FAA se distingue también de las otras entidades patronales rurales, por agrupar a minifundistas de la zona extra pampeana, especialmente en Santiago del Estero y Tucumán. Su actual Presidente es Carlos Achetoni, que es un pequeño productor de fruta (ciruela, durazno, uva) en 7 ha en Bowen –Gral Alvear –Mendoza, sin embargo se disciplinan tras las otras tres organizaciones patronales, esta vez las seccionales de Pergamino y Tandil se declararon en contra de lo decidido por la dirección de la Federación.
La pregunta de Eduardo Blaustein
En su nota ¿Qué más pueden hacer Alberto y Dylan?, Eduardo Blaustein se pregunta ¿cómo se los presiona, ordena, disciplina? ¿Con qué herramientas políticas, marcos legales existentes o nuevos? ¿Con qué respaldo social cuando los horribles salgan a represaliar al Estado y joder la gobernabilidad -junto con los grandes medios y el poder Judicial- cuando meramente el Gobierno se atreva a un poquito más?
Es obvio que el primer paso es contar con la debida información y para eso se necesita del exhaustivo trabajo profesional del BCRA, que separe “la paja del trigo” y demuestre como con la deuda que contrajo la Nación Argentina, se financió la fuga de capitales.
Paralelamente se debe comunicar a la población el verdadero estado de situación, esto es relacionar directamente la deuda y la fuga que ha sido una constante en nuestra historia desde 1824, en que Rivadavia contrajo la deuda con la Baring Brother.
El gobierno no lo está haciendo mal con el tema judicial, por un lado, demuestra el “lawfare” o guerra jurídica sin contemplación y violando las mismas norma cayendo en el prevaricato (dictar una resolución arbitraria en un asunto administrativo o judicial a sabiendas de que dicha resolución es injusta y contraria a la ley) y, por otra parte, corrobora que las asignaciones y jubilaciones de privilegio que perciben lo son por mantener y socorrer el poder y el orden establecido por el poder económico.
El enemigo es poderoso pero es una minoría con fuerte influencia sobre una fracción muy grande de la sociedad, lo demuestran los votos a Cambiemos en todos estos años, pero si la verdad se dice y se verifica, se explica todo. Es muy difícil para la sociedad sacarse la venda de los ojos y después actuar como si nada hubiera pasado.
El presidente dijo en su discurso del 1° de marzo y otras veces que está del lado del pueblo, bien Nicolás Maquiavelo en su libro “El Príncipe” afirma: “…el fin del pueblo es más honesto que el de los ricos y poderosos, ya que éstos quieren oprimir y aquél no ser oprimido. Además, si el pueblo le es enemigo, jamás puede un príncipe asegurarse ante él, por ser demasiados; de los grandes sí que puede, pues son pocos”.
Es obvio que existe una sociedad de hecho entre los acreedores de todo tipo y el sector que extrajo del país la suma de 88.371 millones de dólares en los cuatro años de gobierno de Mauricio Macri. Maquiavelo le advertía a Lorenzo De Médicis que los ricos y poderosos te abandonan y conspiran contra ti. Y esa conducta se va a cumplir inexorablemente, pero antes van a promover que el gobierno nacional y popular se deteriore día a día al no poder dar respuesta a la población.
Cada error, cada demora en dar respuesta al hambre, a la desocupación, a los bajos salarios, jubilaciones y pensiones, a la inflación, a las confiscatorias tasas de interés, todo ello en conjunto degrada la autoridad del nuevo gobierno.
El poeta José Joaquín Olmedo le hace decir a Simón Bolívar en la arenga a sus soldados en la Batalla de Junín: “Compatriotas que venís desde Orinoco, ved allí al fiero enemigo, suya es la fuerza y el valor es vuestro, vuestra será la gloria; pues lidiar con valor y por la patria es el mejor presagio de victoria. Acometed, que siempre de quién más se atreve el triunfo ha sido; quien no espera vencer, ya está vencido”.
Hugo Chávez y Néstor Kirchner lo sabían e hicieron jugar todas las variables a favor de sus pueblos que les rinde gloria y honor a su proceder y a sus vidas.
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