Demasiados parecidos con la última eliminación de la Selección, cuando empató 2 a 2 con Perú en la cancha de Boca y se quedó afuera del Mundial de México ’70.
Todo indica que ante la selección argentina se jugará gran parte de sus chances de acceder al próximo Mundial de Rusia ante Perú el próximo 5 de octubre en la Bombonera, lo que refresca el duro recuerdo de lo ocurrido el 31 de agosto de 1969, cuando empataron 2-2 y este resultado selló la eliminación de los albicelestes por única vez en una clasificación para un Mundial en toda su historia, y así se quedaron afuera de México 1970.
Pero esa es apenas un detalle de una importante cantidad de similitudes y paralelos que se pueden trazar con aquella época, desde el hecho de que en ambos casos, la selección argentina tuvo tres directores técnicos (en aquella clasificatoria, a Adolfo Pedernera, José María Minella y a Humberto Maschio, y ahora a Gerardo Martino, Edgardo Bauza y a Jorge Sampaoli), o que en aquel tiempo la AFA estaba intervenida y en éste, en algún momento del torneo clasificatorio, también lo estuvo.
Justo antes de comenzar el grupo clasificatorio, en el que la selección argentina tenía que enfrentar a Bolivia y Perú, en partidos de ida y vuelta y primero ambos en condición de visitante, había sido desplazado el único interventor que había realizado un exhaustivo trabajo de investigación sobre algunos males del fútbol nacional, Armando Ramos Ruiz, muy elogiado siempre por el gran periodista Dante Panzeri, en aquellos años, por su honestidad.
La cuestión es que los dirigentes de clubes de mayor peso habían acudido a la Casa de Gobierno para quejarse de Ramos Ruiz y de sus intentos por cambiar algunas estructuras, nada menos que ante el presidente de facto, el dictador Juan Carlos Onganía. Éste aprovechó para destituir, de paso, al director técnico de la selección argentina, Humberto Maschio, e invitó a los jugadores albicelestes a comer para arengarlos sobre la necesidad de la clasificación.
Onganía no se iba a perder una campaña nacionalista, como ya había hecho al regreso del Mundial de 1966 en Inglaterra, tras el escándalo de la expulsión de Antonio Rattín en Wembley, ante los locales, que se explotó hasta la saciedad por el lado del victimismo.
El lugar de Ramos Ruiz, como interventor de la AFA, fue ocupado por el dirigente de Chacarita Juniors (que había salido campeón del torneo Metropolitano meses antes), Aldo Porri, de una línea más cercana al hombre fuerte del fútbol de aquel tiempo, una especie de Julio Grondona de la prehistoria, Valentín Suárez.
Porri designó como DT a don Adolfo Pedernera, y como secretario técnico, a Raúl D’Onofrio, padre del actual presidente de River Plate, Rodolfo.
Claro que estos cambios no le salieron gratis al equipo nacional. Toda la preparación para la altura de Bolivia se cayó por el cambio de profesionales y los jugadores aparecieron sin fuerza como para contrarrestar a los locales y al final, se perdieron tanto ese partido como ante Perú, y apenas si hubo tiempo para recuperarse y a duras penas se venció 1-0 a Bolivia en Buenos Aires.
Ya para el partido decisivo ante una de las mejores generaciones de futbolistas peruanos, en la Bombonera, no alcanzó el empate 2-2 pese a que había muy buenos jugadores como Roberto Perfumo, Silvio Marzolini, Miguel Brindisi, Ángel Marcos y Alberto Rendo, entre otros, y por única vez (las otras fueron por decisión propia, como en 1938, 1950 y 1954) la selección argentina quedaba eliminada de un Mundial en el césped.
Tras la eliminación para México 1970, Ramos Ruiz intentó una explicación: “No llegamos al Mundial no porque se hubiera cambiado al interventor y al DT, sino porque se decidió el cambio de la conducción médica, que era propia de la AFA, fundamental en esos dos partidos iniciales, que contaba con toda una experiencia práctica. Esa fue la improvisación máxima del fútbol argentino de todos los tiempos pasándose por alto, al expresar este concepto, las alternativas que las nuevas autoridades debieron afrontar para el nombramiento del nuevo DT, luego de que (Osvaldo) Zubeldía y (Pedro) Dellacha, no aceptaran las proposiciones consiguientes. Fue tal la improvisación que el seleccionado, después del primer partido en La Paz, y en todo el período de concentración prevista que durara hasta el último partido de la serie, apenas si pudo entrenarse con la intensidad normal, toda vez que la acentuada baja de peso de los jugadores exigía una dosificación de las prácticas”.
La cuestión es que Oswaldo “Cachito” Ramírez se transformó en el héroe de la Bombonera, dándole la clasificación a Perú, que luego en el Mundial avanzaría hasta los cuartos de final y sería eliminado acaso por el mejor equipo de la historia, el Brasil de Pelé, en recordado partido.
Un gran periodista de todos los tiempos, testigo de lo ocurrido en la Bombonera, don Osvaldo Ardizzone, ya fallecido, lo recordaba así en la revista “El Gráfico”: “Creo que nuestra selección no podía ganar nunca ese partido porque Perú era un equipo mientras que nosotros por momentos fuimos Marcos, por momentos fuimos Rendo…De la misma manera y en la misma proporción, mientras nosotros atacábamos con más frecuencia, con más propiedad de la pelota y del terreno, ellos llegaban más cerca del gol…es que cuando uno sabe lo que quiere y está convencido de lo que puede hacer, lo hace. Ese fue Perú. En cambio, Argentina fue la contrafigura”.
Al quedar eliminada la selección argentina, el interventor Porri pidió una licencia aduciendo problemas de salud y fue reemplazado por Leopoldo Oscar Ferrari, dirigente de Estudiantes de La Plata. Es decir que hasta la renuncia definitiva de Porri, Ferrari tuvo la extraña figura de interventor interino de la AFA.
Onganía se sintió decepcionado con los dirigentes provenientes del fútbol luego de esta eliminación del Mundial y decidió entonces designar un interventor que proviniera de un ámbito completamente ajeno y así fue que convocó a Juan Martín Oneto Gaona, abogado e industrial formado en el Colegio Champagnat y en la Universidad de Oxford que dijo ni bien asumió que desconocía absolutamente de fútbol…
Oneto Gaona, entonces, propuso un rumbo acerca del “fútbol nacional organizado como empresa” pero enseguida agregó que “la única condición es que ni melenudos ni patilludos ni porrudos integren el seleccionado”.
Para 1970, los clubes debían 2000 millones de pesos al Estado, que había salido en su auxilio, como tantas otras veces. Hasta en eso se parecen aquellos tiempos y estos.
El fútbol argentino pasaba de la chance de organizar ese Mundial (perdió ante México en la votación en la FIFA) a quedarse fuera de la participación en el torneo. Parecía que los cambios serían inminentes y que los dirigentes sentarían cabeza por fin….y nada de eso sucedió. Todo siguió igual o peor y los clubes siguieron aumentando su deuda hasta quedar varias veces al borde de la quiebra. Es más, en 1970, el Estado suprimió, por decreto, el impuesto municipal que gravaba las entradas a los partidos en la ciudad de Buenos Aires y en 1971 se implementaría la apuesta de los Pronósticos Deportivos (PRODE) para que los clubes tuvieran cada vez más recursos…
¿Qué sucederá esta vez, si la selección argentina no logra clasificarse al Mundial?