Uno de los mejores guitarristas de la historia del blues y del rock cumpliría hoy 63 años si no hubiera muerto por una jugada fatal del destino en agosto de 1990, luego de tocar en el Alpine Valley con su amigo Eric Clapton. El video de la última noche.

Cuando el tipo punteaba las cuerdas de la guitarra no hacía falta verlo para saber que era él. Y no sólo porque su guitarra tuviera cuerdas de calibre más grueso – que las tenía en busca de un sonido que parecía que siempre se le estaba escapando – sino porque la tocaba él. Esa noche del 27 de agosto de 1990, en el Alpine Valley de East Troy, en Wisconsin, había roto su Fender stratocaster del 59 tocando con los Double Trouble. La versión de Leave my girl alone, de Buddy Guy, había sido monumental y después el público estalló con Mary had a little lamb. Pero el momento de gloria fue cuando tocó Tightrope y todos corearon con él: “(I was) walkin’ the tightrope steppin’ on my friends/ Walkin’ the tightrope (it) was a shame and a sin/ Walkin’ the tightrope between wrong and right/ Walkin’ the tightrope both day and night”. La cantó, sin saberlo, como si se tratara de una profecía. En la cuerda floja.

Stevie Ray Vaughan no tenía porqué ser telonero de nadie, pero estaba ahí porque se lo había pedido su amigo Eric Clapton, que lo quería en su gira americana. Al final, para el plato más fuerte, volvió al escenario para protagonizar un duelo de solos con Mano Lenta, Buddy Guy y Robert Cray. Terminaba uno y arrancaba el otro, buscando superarse en un juego de hermanos donde todos querían ganar con la nota más alta. Se despidieron con Sweet home Chicago, rasgando y punteando una tormenta eléctrica que desafiaba a los nubarrones que encapotaban el cielo de afuera.

Afuera los esperaban las combis, los helicópteros y una jugada fatal del destino. Nunca se sabrá por qué, pero a último momento Eric Clapton decidió quedarse esa noche en Wisconsin y le cedió a Stevie su lugar en la máquina. La tormenta arreciaba, pero el piloto dijo que igual podía despegar. Cinco minutos después se estrellaba contra el suelo.

Malditos helicópteros.