Músicas de diferentes latitudes armaron, bajo la conducción de Denis Sciammarella, una orquesta que no sólo indaga en la obra perdida de Rodolfo Sciammarella sino que se mandan a hacer arqueología en el terreno de los tangos que nunca se grabaron. Ya van por el segundo disco destinado esta vez a rescatar el vínculo entre Francia y el 2 x 4. (Foto de portada: Medios hábiles).
Son ocho mujeres, de distintas latitudes, las une el amor por el tango. Las bandoneonistas nacieron en Chile y Corea del Sur; las violinistas vinieron desde México y Ucrania y se unieron a una argentina que pasó por Amberes; la contrabajista es bahiense; la pianista es japonesa; y la cantante que las unió es Denise Sciammarella, que conjuga el canto con la Física: es egresada de la UBA, trabajó diez años en Francia y estudia el comportamiento del aire a través de las cuerdas vocales, el nexo que la une con la música. Pariente lejano de Rodolfo Sciammarella (a quien se adjudica la autoría de “Los muchachos peronistas”), su grupo Sciammarella Tango ya tiene un disco editado, está por empezar la grabación del segundo y llama la atención por dos aspectos: ser un conjunto tanguero íntegramente femenino y dedicado al rescate de tangos inéditos.
-El grupo se presenta como “orquesta arqueológica”, ¿qué significa hacer arqueología musical?
-La idea fue rescatar la obra de Rodolfo Sciammarella, que dejó mucha composiciones desconocidas, incluso para su hijo, que nos ha apoyado desde el comienzo. Rastreamos tangos suyos que nunca se grabaron, que no sabíamos cómo sonaban cuando encontramos las partituras, apenas teníamos la línea melódica, pero no la orquestación. Y después ampliamos la búsqueda a otros músicos de comienzos del siglo XX, como Ángel Villoldo y otros, hasta la década de 40. Por eso decimos que es una “orquesta arqueológica”, porque buscamos material que nunca se escuchó y por eso no hay una referencia de cómo sonaban. Digamos que tocamos novedades antiguas.
-¿Cómo es la búsqueda de material, cómo la encaran hasta llegar a conseguir la partitura desde el momento que se enteran de una obra inédita?
-Hace poco encontramos “Lutecia”, un tango que escribió Virgilio Expósito con música de Héctor Stamponi. El nombre es el que los romanos dieron a París, y así se llamaba el barco que unía Burdeos con Buenos Aires. Aparecía nombrado en alguna bibliografía y llegamos a encontrar el número de catálogo de esa obra en una casa editora que fundó Alfredo Gobbi padre en Francia. Esa casa cerró, el catálogo se lo quedó la Warner, lo puso online, pero no tenían la partitura. Terminó apareciendo en Sadaic, donde lo registraron como Parisienne, que es el subtítulo. Es un tango increíble, bellísimo. Si no hubiese quedado perdido, diría que podría haber competido con “La Cumparsita”. Ahora vamos a ser las primeras en grabarlo, es todo un honor.
– Hay un punto en común en el grupo que es el vínculo del tango con Francia.
Sí, apuntamos al puente que se fue armando entre el tango y París, ese es el hilo conductor. Y todo a partir de la obra de Sciammarella. Hay un corpus enorme.
-¿Cómo fue la aproximación a la obra de Sciammarella?
-De él encontramos una serie de obras anunciados como “tangos cachada”, que él presenta como humorísticos, que tal vez haya estrenado en sainetes, pero que no fueron grabados. Rodolfo hijo trabajó con nosotras y se sorprendió, porque siempre estuvo junto al padre, tiene presente la obra y se sorprendió con lo que hallamos, que fue el material de nuestro primer disco.
-Y después se fueron ramificando.
-Sí, encontramos un montón de material inédito de Villoldo, conocido por El choclo, y fueron apareciendo cosas de otros músicos. Es enorme todo lo que queda por descubrir, que no se conoce, de obras que casi nunca llegaron al disco. Ahora nos interesa rescatar la obra de Paquita Bernardo, la primera mujer bandoneonista, cuya obra nos era casi inaccesible. Contactamos a un coleccionista que nos acercó fragmentos de grabaciones que se escuchan mal, pero a partir de ahí podemos reconstruir. También buscamos tangos de películas de esos años que se perdieron porque eran de nitrato. Por ejemplo, se perdió una película llamada Galería de esperanzas, pero de ella pudimos hallar Luces de París, un tango que firmaron Cátulo Castillo, Enrique Cadícamo y Carlos de la Púa.
-La orquesta es llamativa por rescatar tangos casi inéditos, con mucha investigación previa, por ser de mujeres, y además por tener integrantes de distintos países.
-Cuando empezamos en 2013 confluyeron dos rubros marginales en el tango: la presencia femenina en todos los instrumentos y el amor de los extranjeros por el tango, además de su increíble capacidad de aprendizaje. Las chicas que son extranjeras vinieron a formarse como músicas en el país, hablan el idioma, tocan en otros grupos y coincidieron en este proyecto. Nos unimos para rescatar la obra de Sciammarella, de quien soy pariente lejana, nuestros antepasados vinieron del mismo pueblo de Calabria.
-Y en medio de la música, la física.
-Sí, diría que ambas vocaciones aparecieron cuando yo era chica. Siempre me gustó la música popular y el canto, a la par de las matemáticas y las ciencias naturales. Me especialicé en el estudio de los mecanismos detrás de la producción vocal, lo cual está ligado con la música y el canto. Y estuve una década en Francia, trabajando en París, que es la referencia tanguera del grupo.
-¿Hay otros casos de grupos femeninos?
Hay iniciativas similares, como La Impertinente Señorita Orquesta, que se dedica a la música francesa.
-Una de las formas de rescatar estas obras es tocándolas en vivo, y otra es a través del disco, ¿cómo es esa experiencia?
-Grabamos un disco dedicado a la obra rescatada de Sciammarella y ahora haremos Tangos franco-argentinos, que reúne obras de otros autores, siempre pensando en le vínculo de la música con París. Es posible gracias a que el proyecto fue declarado de interés cultural en la ciudad de Buenos Aires y eso permite difundir estas obras.
–Dentro del repertorio de Tangos franco-argentinos figura Mimi Bohème, que tiene una historia especial…
-Exacto. Es un tango en francés, algo que no era ninguna excentricidad en ese momento. El tango original es La morocha, de Villoldo, en 1905, y la versión francesa es de 1909. Lo encontramos gracias a Tito Rivadeneira, biógrafo de Villoldo. Tiene un trío agregado por Manuel Sarrablo, que ayudó a difundir el tango en Europa. La letra la hizo el letrista Léo Lélièvre. Les llegó a través de una casa editora española y lo adaptaron para el mercado francés. Mimi Bohème demuestra que los franceses amaban el tango.