Viene desarrollando una carrera solista al margen de su participación en Tonolec. En esta entrevista, habla de su abuelo, quien fue cacique guaraní, de la lucha junto a las otras mujeres folclorista dentro de un espacio tradicionalmente marcado por el patriarcado, de su relación con la tecnología y de su peculiar idea de la moda.

Charo es cantante y compositora, nieta de un cacique guaraní y de alguna manera actualiza esa tradición participando de la lucha de las mujeres e interpretando a la mítica Aimé Painé en una película de próximo estreno. Reivindica sus raíces y suele participar de recitales a beneficio a los que lleva su voz y sus canciones

 

-¿Cómo vas llevando este momento tan complejo de pandemia?

-En familia, reinventándome cada día y con actividades que me ayudan a hacer más pasable el encierro y la falta de movimiento, también solidarizándome con la gente que espera nuestra compañía musical. Extraño mucho los conciertos con público y el cariño de la gente cuando te bajás de los escenarios.

-Sos una referente feminista en el ambiente del folclore, tradicionalmente muy machista. ¿Cómo ha sido y es tu lucha?

-Me siento con responsabilidades sociales y políticas al tener un lugar entre las mujeres que nos dedicamos al folclore nacional. Cuando compongo mis canciones y me paro arriba de un escenario frente al público me gusta llevar un mensaje y poner mi voz al servicio de una memoria colectiva, de nuestros pueblos oprimidos y relegados, de luchas que tienen que ver con nuestro género. Siempre lo hago desde un lugar amoroso, no confrontativo. Me gusta concientizar. Cuesta ganarse un espacio en ambientes tradicionalmente patriarcales, pero soy parte de la generación que decidió tomar la sartén por el mango, de la generación que peleó y ganó la Ley de Cupo Femenino en festivales junto a cientos de compañeras músicas.  De la generación que tuvo que hacerse un lugar a fuerza de talento y temperamento.

-Sos tataranieta de un cacique guaraní…

-Hacia el año 2000, empezando con mi carrera de música y compositora con Tonolec y trabajando la música qom en aquel entonces, viajé a Clorinda, Formosa, mi pueblo natal. Allí me encontré con una de mis tías, quien enterada de mi trabajo me dijo: “Charo tu tatarabuelo fue el Cacique Guayraré, ¿sabías? Tenés sangre guaraní”. Yo, medio en broma, medio en serio, le dije: algo sospechaba, por mi color de piel y rostro aindiado. Además, ¡eso significa que soy princesa guaraní! Nos reímos mucho. Lo que más me impactó fue que recién a mis treinta años me estaba enterando de esta gran noticia. Nuestra educación y las políticas de Estado nunca volcaron su mirada a las culturas ancestrales. Más bien era una vergüenza o motivo de discriminación mencionar algo así. Desde 2005, esto se ha venido transformando, desde el arte y desde políticas más inclusivas. Me alegra ser parte de esta camada de artistas que se puso al hombro esta temática. Hoy podemos salir a decir con orgullo que tenemos sangre originaria y levantar nuestras banderas. Esa es una construcción que no nos vino de arriba, la tuvimos que hacer a voluntad y esfuerzo propio.

-Con Juan Palomino formas una pareja en el amor y en el arte. ¿Hay algún proyecto nuevo que estén por compartir?

-Con Juan nos conocimos filmando películas. En 2008 hicimos “Paco” y luego “Ley Primera”, de Diego Rafecas. Luego viajamos a África a filmar “Los Dioses de Agua”, de  Pablo César. Hace poco protagonicé la serie para TV, ahora vuelta largometraje, “Aimé Painé”, de Aymará Rovera, que la estrenaremos el 23 de este mes por la plataforma Contar. Fuimos muy buenos amigos siempre hasta que nos enamoramos. Somos muy compañeros, inquietos y nos divertimos en todo momento. Ahora estudiamos un Posgrado en Gestión Cultural, en Flacso.  Leemos mucho y conversamos más. Siempre estamos pensando en alguna obra que incluya la música y la palabra. Ya hemos actuado juntos en escenarios musicales, de manera espontánea e improvisada y en otros escenarios hemos estrenado alguna obra corta.  Nos gusta interactuar siempre, es parte de compartir nuestra vida y nuestras pasiones.

-Más allá del canto y de la música, ¿qué otras formas de expresión encontraste? Modelaste diseños de Mary Tapia, por ejemplo.

– La moda me gusta. Es una disciplina que trabajándola con conceptos claros traspasa el ámbito de lo superficial. Mary Tapia es un ejemplo. Con su indumentaria marcó la vanguardia de los años 80 y 90, reciclando ponchos del norte argentino y llevándolos a la escena internacional, mostrando tejidos autóctonos y la cultura originaria de su gente. Hicimos una producción con el fotógrafo Seedy González Paz que quedó impresionante, recordándola y homenajeándola.

-¿Por qué elegiste homenajear a la Negra Sosa en Legado,  tu último disco?

-Su hijo Fabían Matus me había invitado a ser parte de los homenajes que se hicieron el año pasado a su madre, a diez años de su partida. Un hermoso desafío donde tuve que reinterpretar a la intérprete más grande de todos los tiempos. Este disco me valió dos nominaciones a los Premios Gardel y fue un gran trabajo conjunto entre seis productores de la escena electrónica: Chancha Vía Circuito, Nación Ekeko, Tremor, Gaby Kerpel, Daniel Martín y Juan Blas Caballero. Nos valió estar nominados como “Mejor Album Folclore Alternativo” y “Mejor productor del Año”. Mercedes es un faro guía para las mujeres que hacemos arte comprometido, poniendo la canción y la palabra al servicio de cuestiones sociales y políticas.

¿Cómo es tu relación con tus colegas cantantes folclóricas?

Tengo relación con muchas y formamos una linda red de cantautoras e intérpretes. Puedo mencionar a Teresa Parodi, Paola Bernal, Lorena Astudillo, Liliana Vitale, Verónica Condomí, La Bruja Salguero, Mariana- Baraj, Mariana Carrizo…. Con todas ellas me mensajeo y hay una linda amistad de hace años. Compartimos cumpleaños, reuniones, festivales y luchas.

¿Te vinculás bien con las nuevas tecnologías?

-Me llevo muy bien. Me adapto a estas nuevas maneras de comunicarnos y de estar en redes a través de las plataformas digitales. Manejo personalmente mis facebook de Tonolec, de La Charo y mis instagram. Publico mis canciones en spotify, YouTube o lo que ande dando vueltas. Soy curiosa y eso ayuda a estar en consonancia con estos tiempos que corren.

-Tu estética visual es muy propia y, ¿cómo la fuiste construyendo?

-Me gusta construir una imagen escénica teatral. Creo que lo llevo en la sangre, además de haber estudiado once años danzas clásicas en una escuela de arte. Me gusta ser interdisciplinaria y conceptual y que ello se vea reflejado en mi arte. Me alegra haberlo logrado y que sirva de referencia para otras músicas. El público además te lo agradece, es un valor agregado. Más allá de lo sonoro es una manera de realzar ese lugar donde elegimos estar.