¿Merlí o La Casa de Papel? ¿Qué se puede esperar de una serie? ¿Está bueno ser un spoiler? ¿Hay un menú para cada serie? Preguntas y más preguntas, que contestamos rápido antes de que empiece la segunda temporada de Stranger Things.
- El mundo se divide en dos clases de sujetos: los que tienen Netflix y los que no lo tienen. El segundo grupo, a su vez, se descompone entre aquellos que no lo tienen y no les importa, y aquellos que no lo tienen y se jactan de no tenerlo, con esa triste especie de orgullo que es el orgullo de no haber tenido algo.
- Cuestión de verbos. No estás “mirando” una serie en Netflix: es la serie la que te “engancha” o te “atrapa.” Nuestra actividad consiste en ser buenas presas. “Conformate”, como decía el tigre viejo de la canción de Moris: una vez que nos atraparon, nuestra tarea consiste en pasarnos las horas apoltronados en un sillón, con la tele encendida, una coca cola y una pizza al lado. No es tan terrible, y ni siquiera nos exigen que hagamos piruetas.
- Sobre la fe y sus derivas: hay gente que descree de todo; de la política, de las religiones, del humano en general. Pero es capaz de morfarse siete horas de una serie que no le gusta, para ver si mejora. No creer en nada es creer en cualquier cosa.
- “¿Me pueden recomendar una serie?” es el clamor que resuena por Facebook. No digas “Los comandos de Garrison”, ni “Mister Ed”, ni “Bonanza”, ni “El túnel del tiempo”. Si lo hacés vas a deschavar tu verdadera edad. Y se van a dar cuenta de hace mucho, mucho tiempo que no ves una serie.
- Estar en Facebook es participar automáticamente de una polémica: ¿están buenas “Merlí” y “La casa de papel”? No hace falta que las veas, pero es imperioso que tengas una opinión sobre ellas. Y que la compartas.
- Mirar Netflix tomando cerveza artesanal mientras se whatsappea un mensaje desde el smartphone. Dentro de unas décadas, cuando se haga una peli histórica que transcurra en 2018, el guionista va a poner a sus personajes haciendo estas cosas. (“¡Guau, qué buena reconstrucción de época!” vamos a decir todos).
- Pasiones tristes: la gente que mira una serie que no le gusta hasta el final, para poder decir “es un bodrio, no la vean”.
- Para el gourmet televisivo, la peor temporada de una serie la actual.
- La membrecía de Netflix incluye el certificado de espoiler (en castellano: el/la que cuenta los finales”). Los espoileadores desconocen el aserto de Wittgenstein: “de lo que no se puede hablar, es mejor callarse”. También hay espoileadores de contenido; por ejemplo: “esta es una serie sobre la forma en que el neoliberalismo formatea las mentes de la gente”.
- “No seré feliz pero tengo Netflix”. Señores creativos de la cuenta publicitaria, les regalo la idea.
-Gracias, pero no lo necesitamos. Nunca hacemos campañas publicitarias; dejamos que las hagan ustedes.