De La Biblia a los Macri, pasando por los Etchevehere, las disputas entre hermanos se remontan a los tiempos míticos de las religiosidades. Ligado a la lucha por el poder económico, político y el deseo sexual, el fratricidio discurre no solo en los escenarios ficcionales, es real y se consuma en todos los escenarios humanos.
La disputa entre hermanos en el ámbito de lo mítico, nos remonta a los tiempos donde Rómulo, después de fundar Roma junto a su hermano Remo, no duda en asesinarlo para detentar el poder de la ciudad fundada. Esta criminalidad fraterna, también se dan en el ámbito religioso judeo cristiano, con Caín y Abel, lo que es decir también entre un agricultor y un pastor. Y tiene a la tierra como el escenario y el bien en disputa. En esto, no podemos dejar de lado la imaginación creativa de Borges, que ve en el relato bíblico, la creación de la primera trama policial de la historia, concretada cuando Dios le pregunta a Caín: ¿Dónde está tu hermano? Y este, no exento de sospecha, responde: Soy acaso, el guardián de mi hermano.
Esta rivalidad y lucha, expresada en los relatos fundantes de lo religioso, se da también desde antes de nacer, como sucede con los hijos de Isaac; Esaú y Jacob, quienes disputaban desde el vientre de Rebeca, el poder de reinar sobre las doce tribus de Israel. A Esaú, como primogénito le hubiera correspondido ese rol, pero, apremiado por las necesidades, cambió la progenitura por un plato de guiso lentejas. Con una artimaña que contaba con la ceguera del padre y la complicidad de la madre, ahí tenemos a Jacob como patriarca del pueblo de Israel. El Antiguo Testamento es abundante en relatos de violencia entre hermanos, los mismos recorren las sendas del asesinato, la usurpación y la violación, como la sufrida por Tamar, siendo su hermano Ammón el victimario. También José, es víctima de la fraternidad quebrada y después de ser encerrado en un aljibe, es vendido como esclavo por sus hermanos celosos, a una caravana de mercaderes que iba rumbo a Egipto. Ante estos ejemplos, uno puede interrogarse sobre quién es ese Dios, que lanza a sus criaturas a destinos tan funestos y crueles, una crueldad igualable a la de los dioses griegos, que destinan a Edipo a matar a su padre, procrear hijos con su madre y al suicidio después de cegarse.
Libros
Ana María, me llama para venderme seis cajas llenas de libros, me aclara que eran de su hermana, la profesora de filosofía en la UBA y en la UCA, qué viajo por Francia e Italia, pero un poco más por España, porque ella amaba a España y también enseñó en una universidad española, de la cual no recuerda el nombre. El primer libro que saco de una de las cajas, cuando estoy en la casa, es el Opus Nigrum de Marguerite Yourcenar, la primera edición de Alfaguara de los años 70, con una dedicatoria muy escueta, de Virginia para Estela.
-Sí, sí, Estela es mi es hermana. –responde Ana María.
La biblioteca desmantelada de Estela, tiene una orientación, como toda biblioteca que se precie, entre la Vida de los Santos de Butler, también hay tomos sueltos de la Summa Teológica de Santo Tomás de Aquino, ensayos sobre mujeres medievales, La Mujer Rota de Simone de Beauvoir y muchos de Paul Ricoeur y Gabriel Marcel. Evidentemente Estela era un existencialista cristiana, casi toda la biblioteca está adscripta esa línea del pensamiento filosófico francés. Ana María me mira, sentada en un sofá a un costado de las cajas. Tengo entre mis manos el Diario Metafísico de Gabriel Marcel, leo alguna de las líneas subrayadas y despliego el recorte de una página del suplemento cultural de La Nación con una nota dedicada al libro y firmada por José León Pagano. En ese momento, Ana María se baja el barbijo protector y me dice:
-De ese Gabriel Marcel hay muchos, una vez empecé a leer uno, para ver que tenía mi hermana en la cabeza, pero la verdad es que no entendí nada. Creo que también era medio feminista, porque hay muchos libros sobre las mujeres. Ojalá usted se lleve el máximo posible, porque esas cajas ocupan mucho lugar –algo que desmiente de modo literal que el saber no lo ocupa- y voy a terminar tirando todo. Al final, no sé para qué sirve tanta lectura. ¿Sabe dónde está mi hermana ahora? Después de leer tantos libros. Internada en un psiquiátrico con demencia senil.
Mariano
Mariano es el nombre del menor de los hermanos de Mauricio Macri, quien ha obrado como confesor para que el periodista Santiago O´Donnell escribiera el libro Hermano, donde se revelan no solo secretos familiares, sino también los del primogénito Mauricio, artífice de estafas contra su padre, negocios espurios por todos sospechados, la compra de su título de ingeniero en la UCA y el consabido espionaje ilegal a miembros de la familia, para siempre estar un paso adelante en las determinaciones a tomar. Tampoco escapa del confesionario, la figura del páter familiae, Franco Macri, salvaguardado en el papel de emprendedor valiente, en ese entramado de negociados y corruptelas, llevadas adelante en las aguas brumosas del momento histórico por el cual transitó su vida. Vale recordar que el apogeo del grupo Macri, comenzó con la dictadura del 76 y tuvo su cenit en el gobierno de Carlos Menem, donde entre otras cosas, se hizo con el Correo Argentino, por el cual mantiene una deuda por unos $700.000.000 con el estado. Con antecedentes familiares en la N’Dragheta –la conocida mafia calabresa- la confesiones de Mariano Macri, así sean verdaderas, tienen el tinte de la vendetta, la venganza propia por unos favores no otorgados o por unos privilegios abolidos. Imposibilitado de cortar por lo sano, tal como hace el capo mafia, Michael Corleone, con su hermano menor Fredo, en la saga el Padrino de Francis Ford Coppola, no por ello, Mauricio, dejó de lado la práctica de intentar sabotear la edición del libro, con el testimonio de ese hermano despechado. El benjamín que supo presidir las compañías subsidiarias del grupo en Brasil y las dedicadas a las trapisondas financieras en los paraísos fiscales de las Islas Caimán. Con una primera edición de 30.000 ejemplares, la editorial Penguin Random House, tiene un éxito asegurado. Por otro lado, hasta el momento la única defensa esgrimida por Mauricio, es que el libro dice lo que dicen sus enemigos peronistas, pero obvia decir que a confesión de partes, relevo de pruebas y esa es la parte que le corresponde a Mariano el denunciante, si es que la justicia da pruebas de existir y funciona, aunque sea por una vez, tan solo una vez en un país acosado por las injusticias.
Hermanos
A veces, lo disímil de la hermandad, no lleva la sangre al río por conflictos de intereses, pero si al extrañamiento y la distancia física y geográfica, por motivaciones existenciales y estéticas, alejadas de lo económico, como sucede en el film del Jim Jarmusch, Gemelos, donde las parejas más o menos estrambóticas de hermanos, toman diferentes rumbos luego de cada reencuentro. También sucede en el universo de la ficción o en el de la realidad, que los hermanos se unen para dar fin a una situación tiránica y convulsa, como la vivida por los Karamazov, quienes tejen una unión para asesinar a Fiodor Karamazov, ese padre borracho y corrompido que pone los ojos sobre la esposa de uno de sus hijos y es capaz de violar toda las reglas, con el fin de saciar sus deseos hedonistas. La obra de Dostoievski, es rica en alumbrar los matices de una trama oscura y sórdida. Esa unidad, también se manifiesta en la realidad más o menos cercana en el tiempo y el espacio, la vemos en la sociedad establecida por los hermanos Sergio y Pablo Schoklender, cuando a principios de los años 80 eliminaron a sus padres, acusados por ellos de violaciones y abusos sexuales. Volviendo a la criminalidad fratricida, es Claudio, quien mata a su hermano Hamlet en el drama shakesperiano y si bien la literatura clásica y moderna se ha nutrido de este tema, como lo hace William Faulkner en ¡Absalóm, Absalóm!, otros géneros, de vida más reciente, como el manga y el animé, retoman el tema del asesinato entre hermanos en el argumento de algunas de sus historias.
Tal vez, el dato curioso, sea indicativo de cómo una vieja forma de ruptura cultural, es replicada de otro modo, como la que transcurre en la liquidez de la virtualidad, dentro de la sociedad en la que vivimos; en Wikipedia, figuran ocho videojuegos donde se cometen fratricidios y en uno de ellos, se lo otorga como premio a uno de los logros. Ante esto, suena casi a fracaso, el verso del Martín Fierro, que aconseja: “Los hermanos sean unidos, porque esa es la ley primera”.
América
Las diversas colonizaciones culturales sufridas en este continente, nos han convertido en verdaderos desconocedores de los mitos religiosos y fundante de los pueblos indígenas, esa invisibilización tiene su porqué y teóricos como Enrique Dussel y Rodolfo Kusch, han sustentado sus obras en la concreción de una argumentación dialéctica, que no solo nos explican tales razones, sino también, para romper esa sujeción al pensamiento europeizante. No solo de las elites gobernantes, sino también de muchas de las vanguardias revolucionarias, que pretendieron un cambio de sistema económico, opuesto al capitalismo reinante en esta parte del mundo. Esta ignorancia, inculcada desde la escuela y continuada en las universidades, hace que conozcamos los nombres y fechas de las batallas disputadas por Alejandro Magno o Napoleón y las obras realizadas por los faraones egipcios, pero que desconozcamos los nombres de los emperadores del imperio incaico. Un imperio cuya fundación mítica es atribuida a Ayar Manco, quién peregrinaba luego de un diluvio en busca de tierra fértil junto a sus tres hermanos, de los cuales se fue librando con astucia, encerrando a uno en una en una cueva y petrificando a los otros dos, para fundar el solo Cusco, la capital del imperio incaico. Es en el Cusco, donde alejado toda mitología y acuciado por una realidad concreta de salvar el imperio, el inca Atahualpa, entrega a su hermana Inés Huaylas Yupanqui, en casamiento al colonizador Francisco Pizarro, el propósito no se logró del todo, pero en cierto modo el casamiento inaugura el mestizaje y da nacimiento al criollo y a la oligarquía criolla.
Dolores
La historia de Dolores Etchevehere, no es ajena a la de la gran mayoría de las mujeres, que integran esa clase llamada “la oligarquía”, en la cual se deben cumplir los mandatos de la estructura machista, es decir: el casamiento que permita ensanchar los campos, a costa de la institución civil del casamiento con alguien de la misma clase. Cuando ese mandato no es cumplido y se plantea la disidencia, entonces comienzan los problemas. Los hermanos varones Arturo Sebastián, Juan Diego, con Luis Miguel a la cabeza y con la madre Leonor Barbero de Etchevehere, decidieron falsificar la firma de Dolores y llevar adelante el despojo de la heredad que le corresponde. Más allá de la donación de parte de esa tierra a una organización social y campesina, para llevar adelante el Proyecto Artigas, que tiene entre sus objetivos, la vuelta al campo de un sector de la población -obligado a migrar por los cultivos industriales y los desmontes, que se llevan adelante todos los días con la anuencia del poder político, judicial y policial- la situación pone en evidencia la prepotencia de estos señores, con pretensiones y practicas feudales.
El pasó de Luis Miguel Etchevehere como ministro de agricultura durante el macrismo dejo un saldo de un millar de despedidos, cuatro trabajadores muertos, uno a causa de un suicidio y el desguace de la Secretaria de Agricultura Familiar, con el cierre de programas y la anulación de proyectos productivos. Se puede decir de Luis Miguel, que es un experto en vaciamientos y estafas, pues uso la misma operatoria en El Diario de Paraná, donde su familia era la principal accionista y que le valió una denuncia penal por parte de Dolores, por vaciamiento y lavado de dinero. También es acusado de operar con grupos narcos, para amedrentar y atemorizar a quienes se interponen en sus objetivos, operatoria avalada por el núcleo de terratenientes que se erigen como defensores de la propiedad privada y en cuyo lenguaje uno escucha oratorias del tipo: “Hay que sacar a estos negritos que odiamos tanto” o “En Entre Ríos tenemos sangre pura”. Suena casi a redundancia decir, que se relamen en tener una fuerza parapolicial, como lo era la Gendarmería Volante, en los tiempos atroces de La Forestal. De todo eso Dolores ya está afuera, pero no como la “oveja negra”, la chica díscola y frívola que no reniega de su clase, sino que vive la pertenencia de otro modo y algún día sentará cabeza y dejará de lados sus travesuras de millonaria; está afuera, como la disidente de una estructura económica, social y machista. Está afuera como expulsa.
La historia de los otros hermanos, los varones Etchevehere, está también atravesada por la historia de otros hermanos que, no lucharon entre sí por ningún bien o riqueza, hablamos de los hermanos Sergio y Antonio Cornejo, reducidos a la servidumbre durante 38 años, en la estancia La Hoyita, administrada por Arturo Sebastián Etchevehere y por los cuales el grupo familiar tiene denuncias y un proceso penal.
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