La artista gráfica Barbara Stok llegó desde Holanda para presentar su biografía del atormentado pintor en forma de novela gráfica. Cómo acercarse a un artista que vivió permanentemente entre la genialidad y la locura.

Barbara Stok es una de las principales dibujantes de Holanda. Nacida en Groningen en 1970, lleva casi dos décadas incursionando en los medios gráficos de su país  y tiene varios libros publicados. El gran salto lo acaba de pegar con la publicación de Vincent, una novela gráfica que escribió y dibujó, en la que recrea la vida de una de las figuras más famosas de Holanda: Van Gogh.

De paso por Buenos Aires, adonde llegó para presentar en el Museo Nacional de Bellas Artes la edición en castellano de su libro,  un trabajo que le demandó tres años y que ha sido publicado en 20 países, con traducción al inglés, francés, alemán y chino, entre otras lenguas.

-¿Cómo nació Vincent?

Fue una propuesta del Museo Van Gogh, que me dio libertad para -encarar el libro con este formato.

-Hay relatos famosos sobre Van Gogh, como la biografía novelada de Irving Stone, la película de Minnelli con Kirk Douglas y la de Altman con Tim Roth. ¿Usó alguna de estas fuentes?

-Las evité en forma deliberada. No quería mezclar mi visión con el punto de vista de otros. Quise escribir el libro desde el punto de vista de Van Gogh, leí sus cartas y me enfoqué en ello. Por eso la correspondencia con su hermano Theo está tan presente en el libro.

-El libro se centra en su etapa adulta y hace hincapié en la casa amarilla, aquel proyecto de Van Gogh de una residencia para artistas, ¿qué le llamó la atención de eso?

-Es el sueño de una casa para vivir y trabajar con artistas. Detrás de eso está la idea de la familia sustituta. Yo no tengo hijos y entiendo eso, porque los hijos son lo más natural al buscar un significado en la vida. Lo de la casa amarilla es interesante porque viene a suplantar eso.

-¿Por qué optó por no mostrar la muerte de Van Gogh en el final del libro?

-Fue un dilema mostrar o no la muerte, aparte que no se sabe bien qué pasó (Nota: Van Gogh volvió de pintar en el campo con un disparo en el pecho, que se habría hecho él mismo, y murió dos días después). Por eso decidí no mostrarlo, preferí que se lo viera en su elemento, trabajando en la naturaleza, que es lo que lo hacía feliz. Por eso el cierre como si fuese un eslabón de la naturaleza que se va desvaneciendo.

-¿Qué tiene para decir en el siglo XXI un artista del siglo XIX?

-Mucho. Escribía cartas a su hermano, hablaba de una vida con significado, y cómo lidiar con el éxito y el fracaso. No sentía feliz de no poder ganar dinero con la pintura, pero le importaba la calidad. El fracaso comercial lo frustraba, pero para él lo  relevante era la calidad.

-¿Cómo abordó el tema de la locura? El libro va mostrando su caída en estados depresivos, pasando por el episodio de la oreja cortada.

-Hice un diagrama sobre sus estados de ánimo, con un sigo positivo y otro negativo al costado en cada capítulo. Al final, claro, había más signos negativos que positivos.

-Podría hablarse de un parentesco de Van Gogh con otros artistas contemporáneos que tuvieron vidas trágicas o que viajaron mucho como él? En esa época estaban Baudelaire, Rimbaud, Tchaikovsky, el propio Gauguin, que aparece en el libro.

-No soy la persona exacta para responder eso. No fui a la escuela de arte, aunque cuando abordé el proyecto del libro lo conocí mucho, como un hermano. Entrar en contacto con su pintura  me hizo llorar. Él veía la belleza en las cosas pequeñas que por ahí pasan desapercibidas para nosotros, como un árbol.

-¿Cambió su mirada sobre él con este trabajo?

-Antes del libro no sabía sobre Van Gogh mucho más que fue un pintor atormentado que se cortó una oreja. Con la investigación de su vida vi los matices y lo puede comprender. Fue un hombre con costados felices. Incluso llegó a vender una pintura, es falso que no pudo vender nada en vida.

-¿Qué representa Van Gogh para la cultura y la historia de Holanda?

-Es un orgullo nacional, una figura histórica. Tal vez la más emblemática del país.

-¿Hay alguna influencia en su obra como dibujante?

-Me marcó mucho Peter Bagge, un artista underground norteamericano, uno de los grandes del comic.

-¿Qué sigue después de esta biografía?

Vincent fue mi primer trabajo de esta índole. Hasta ahora venía publicando dibujos más centrados en la vida cotidiana. Ahora se viene un trabajo similar, una mujer filósofa de la antigua Grecia. Por ahora no puedo decir quién.

-No es común una mujer dibujante, y que además viene de un país pequeño.

Es verdad. Cuando comencé a fines de los 90 éramos menos mujeres todavía, no sólo en Holanda. Ahora somos muchas.