Palo Pandolfo, creador de influyentes bandas como Los Visitantes y Don Cornelio, falleció este jueves, luego de desvanecerse mientras caminaba por la avenida Díaz Vélez, en el barrio porteño de Caballito. Aquí el homenaje de un integrante de Socompa.

Dijeron de él que era un músico sanguíneo y apasionado. Para mí es estomacal. Canta y crea desde el estómago y es eso lo que me duele desde ayer. No pienso nombrarlo todavía en pasado. Este texto no es sobre la muerte de Palo ni sobre lo obra ni la vida de Palo sino sobre mí. Don Cornelio y la Zona me cambió la vida y la música de este chabón que no puedo dejar de llorar desde ayer fue buena parte la banda de sonido de mi vida.

En 2018 trabajaba en un blog que promocionaba y vendía entradas de recitales y aproveché la oportunidad de los shows presentación de “l Vuelo del dragón que repasaba toda su carrera, para charlar con él. Estaba acordado con su representante que sería una nota breve pero su honestidad nos llevó por caminos insospechados. Cuando finalizó la entrevista, me siguió mandando audios que completaban lo que ya había pensado y dicho. Y cuando se publicó la nota siguió respondiendo y agregando ideas por escrito en el blog. La nota breve, que ya no está online, no hizo justicia al despliegue de compromiso de artista.

No puedo más con tanta muerte de mierda.

La primera vez que escuché “Tanta Trampa” en la Casa Suiza flashié que cantaba el polaco Goyeneche. Okey, yo habría consumido algo más que cervezas, pero así de descarnada era su performance. Otra vez saltó arriba de un escenario y se cayó muy feo. Pero terminó el show entre risas y a los gritos. Al otro día supimos que se había esguinzado. Sus shows fueron siempre a todo o nada. “Los dias de show son catárticos y alevosos en el sentido de nervio -dijo en esa malhadada entrevista-. En la previa a los shows me siento mudo, necesito concentración. Pero pisás el escenario y te das vuelta. Aunque haya diez, cien o diez mil personas es lo mismo. Lo que me importa es que la gente, mucha o poca, vibre”.

Una vez tocaba Don Cornelio en Cemento y un amigo nuestro se tiró sobre el escenario y se quedó dormido. Palo se agachaba a cantarle gritando en el oído. Se lo recordé en aquella entrevista y se río: “Creo que me acuerdo de ese Cemento, en aquella época pasaban cosas muy locas, una gran época”. Eran los ochenta que llegaban a su fin con la frustración de una democracia que no comía ni educaba ni curaba ni metía a los milicos presos. Don Cornelio sonaba en vivo más duro que Sumo. A todos los que, por aquella época, despreciábamos no sin prejuicios las armonias claras y las letras pegadizas de Soda, Don Cornelio nos daba un sonido y una puerta para entrar a la oscuridad sin temerle. En gran medida yo y muchos de mis amigos, con los que lloro desde ayer, somos el resultado de ese experimento.

Hace algunos años Ana Cacopardo lo entrevistó en su maravilloso ciclo por la TV Pública, Historias Debidas. Tenía allí un pattern que repetía siempre. Le mostraba al invitado una foto de su juventud y le preguntaba; “¿Qué creés que te diría tu yo de los veinte años”. Palo hizo una pausa larga.

-Me diría: “Asi que sos padre. Así que cruzaste la barrera y sos de esos babosos que me hablan y me hablan de su hija. Claro, no lo puede creer el chabón.

-¿Estaría disconforme con el tipo que ve hoy? -le pregunta Cacopardo.

-¡Nooooo! Es más, con mi carrera solista pasaron dos años ya, pero me estuve haciendo de abajo mal. Por lo cual, este monstruo estaría netamente orgulloso.

Hacerse de abajo era volver a cargar los equipos después de haber tocado en Obras con Los Visitantes. Mi amigo Nico Arturi tocó poco después en un bar de Lomas o Temperley en un show que cerraba Palo. Y me confirmó que no sólo cargaba sus equipos sino que vino a manguearle el ampli en una de esas anécdotas que guardaremos por siempre.

Siempre recordé la respuesta de Palo a Cacopardo que ahora vuelvo a ver llorando mocos en YouTube. Sobre todo en la parte que dice que ahora sueña con nietos de color marrón.  Cuando tuve aquella posibilidad de entrevistarlo le pedí precisamente que comparara la intimidad de la etapa solista con los shows masivos de Los Visitantes.

-Esta etapa mía no es una etapa solista. -dijo- La Hermandad se armó en 2011 y ya grabamos dos discos de estudio y uno en vivo, Que diga Palo Pandolfo adelante no es porque sea un proyecto solista, y mi búsqueda es a través de una banda que armo con gente del oeste e incluso uno que es muy amigo mio que es Mariano Mieres. Y generamos un corpus emotivo y de sangre, sudor y lágrimas. Tuve una etapa solista en la que hice A través de los sueños y Antojo. Ya en Ritual Criollo, la banda es El Ritual, que tiene muchísima identidad, con Gustavo Senmartin y. Raul Gutta. El Ritual es una banda de un solo disco, y ahí enseguida formo La Hermandad.  Se insiste con que esto es mi etapa solista pero yo no lo pienso así. Solo le puse Palo Pandolfo adelante porque la gente de prensa de la compañía una vez estaba en Yenny y alguien vino a preguntar por el material de Palo Pandolfo y la gente de la caja no lo encontró porque decía La Hermandad. Entonces me pidieron  que le ponga Palo Pandolfo y La Hermandad pero el formato es de banda. Ahora quizás voy a hacer un disco solista y vas a ver lo que es un disco solista. De hecho, Transformación es un quinteto arraigado a morir, ensayando y componiendo. Con Mieres y Alito Spina, que es el bajista que entró en 2014 y consolidó la banda, compusimos cuatro canciones de las doce. Y cuando salimos a la ruta estamos todos tirando del carro. Y trabajamos en forma de cooperativa, hay un arreglo de plata proporcional. Esto en las buenas épocas -se rie- porque ahora es un caos todo (era la época de las devaluaciones de Macri), ahora es un sálvese quien pueda. Y no extraño Los Visitantes ni a Cornelio. Sólo tengo buenos recuerdos, me gusta la primera época de Los Visitantes mucho, había un poco de caos y descontrol, experiencias lisérgicas muy lindas. Y lo que mas me gusta de esta etapa es el presente. El aquí y ahora  es la esencia de la música. Cuando subís al escenario estas en el aquí y ahora a morir, eso es lo que me gusta.

La primera vez que escuché hablar de él fue en la radio. Entrevistaban a Andres Calamaro, sería el 85 o el 84. El por entonces Abuelo contaba que estaba produciendo el disco de una banda que hacía rock cómo el que nos gusta a todos pero moderno y oscuro” y que tenía a un cantante y letrista que era “tremendo”. Era el primero de Don Cornelio, claro. Quiso el azar que esa misma tarde encontrara a Andrelo caminando por los pasillos de la Feria del Libro y aproveché para decirle que me había llamado la atención su descripción de la banda. Yo llevaba siempre una remera que decía Almendra. Y me dijo: “te va a encantar. Es como Pescado Rabioso pero más visceral”. Gracias por eso también, Andrés.

A propósito, mi amigo Fernando Piana subió hoy un pequeño video de una visita de Palo a Radio Nacional que deja esa visceralidad al desnudo.

Bajaremos incontenibles hasta donde el diablo pueda olernos, Palo. Pudriremos profundos olores pestilentes. Pero no merecías morir hoy. Estarás adonde salga el sol.

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