Entrevista por el baterista Arthur Taylor en 1970, la gran Nina Simone habla del rol de los artistas negros en una sociedad blanca, de su visión sobre la música, del proceso creativo y de su comienzo como cantante en un bar de Atlantic City. También de las canciones de protesta, de su forma de vivir la religiosidad, de las drogas y de su amor por Ángela Davis, Charlie Parker y Billie Holliday. La entrevista forma parte de un total de veintinueve conversaciones que Taylor mantuvo con algunos de los músicos más influyentes de las décadas del 60 y 70 y reunió en el libro “Notes and Tones”.

Cómo comenzaste a interesarte por la música, Nina?

-No fue una cuestión de interés por la música. La música es una bendición y un castigo que llevo conmigo desde que tengo memoria. Nací con la música. Lo que decidí fue cómo utilizarla de la mejor manera.

-¿Qué dirías que fue lo que más te ayudó en tu desarrollo, y cómo te ayudó el piano a crecer como cantante?

-Comencé a tocar el piano en casa y en las reuniones de reavivamiento, las cuales disfrutaba mucho. Cantaba un poco porque todos en mi familia hacían música. Todos los días se cantaba y se tocaba después de la cena. Con mis hermanas formamos un trío cuando tenía alrededor de 11 años. Íbamos a cantar a las iglesias. Podía armonizar sin haber aprendido cómo hacerlo y siempre cantaba la voz más grave porque mi registro era muy limitado. Empecé a cantar porque fue la única manera que tuve de conservar mi primer trabajo. Era en un bar irlandés en Atlantic City. Tocaba el piano y el dueño me dijo: “Si no quieres que te despida, tienes que cantar”. Necesitaba los 90 dólares semanales – nunca había visto tanto dinero en mi vida – así que comencé a cantar. Tan simple como eso. A pesar de las limitaciones de mi registro y de mi voz, cantaba todo lo que escuchaba. El piano me ayudó porque tengo oído absoluto. Tocaba las canciones en las tonalidades que me resultaban más fáciles para cantar y así evitaba que alguien detectara que mi registro era limitado. Para cuando entré en el mundo del espectáculo, ya llevaba 14 años estudiando seriamente el piano. Practicaba seis horas por día. Nunca estudié canto, pero conocía personas que estudiaban, así que algo sabía. Simplemente hacía lo que me salía naturalmente.

-Entonces, ¿no estudiaste canto formalmente?

-No, no tengo ninguna formación, solo estudié piano. Mi madre y la señora blanca que me enseñó a tocar el piano querían que fuera concertista. Me preparé para eso. Luego cuando me mudé de Carolina del Norte a Filadelfia y a Nueva York me enfrenté a la cruda realidad de tener que ganarme la vida. Me di cuenta de que solo podría mantener un trabajo si cantaba. Luego me hice conocida como cantante. La verdad es que soy pianista; pero no solo soy pianista, soy música en mi totalidad. La voz es una parte, uno de mis instrumentos. Mi estudio del piano me ha ayudado muchísimo porque al principio escondía todo lo que no podía hacer con la voz.

-¿Tenés alguna influencia?

-Me inspiraba, y aún hoy me inspira, todo lo que escucho y tiene musicalidad. Mi familia era muy religiosa y no nos permitían escuchar música mundana pero me di mis gustos. A veces ponía algún disco de Ella Fitzgerald, de Buddy Johnson, de Ivory Joe Hunter o de Louis Armstrong. Del lado de la música clásica, estaban Marian Anderson y Bach, de quién me enamoré. También escuchaba a las cantantes de pop que pasaban en la radio. Además tengo muchas influencias de lo que llamamos blues y góspel, una música que toco desde los 3 años. Bach fue mi influencia musical más importante. Fue un gran compositor que escribió de una manera perfecta y me influyó tanto como el blues. Pasaron muchos años hasta que entendí la forma del blues a pesar de que era algo que tocaba todo el tiempo.

-¿Modificaste tu estilo de algún modo?

-En cierto sentido, sí. Siempre me gustaron las canciones de amor. Soy una eterna romántica. Cuando mi pueblo comenzó a hacer progresos para lograr una cierta igualdad, sentí que podía dejar de esconderme. Desde que tengo 3 o 4 años soy consciente de los problemas raciales. A esa edad también sabía que no podía decir nada al respecto. A medida que pasó el tiempo y crecí, mi desarrollo y crecimiento musical guardaron una íntima relación con lo que estaba haciendo la comunidad negra en el mundo. Cuanto más se reivindicaban, más libre me sentía para seguir adelante. Durante los años sesenta, mi pueblo comenzó a protestar y a reclamar. En ese momento, me di cuenta de que podía dejar de tocar canciones de amor y otras canciones que no tenían nada que ver con lo que pasaba y cambiar el rumbo hacia una música que tuviera relación con lo que estaba atravesando mi comunidad. Decidí usar mi música como un instrumento, una voz que fuera oída en todo el mundo para ayudar a mi comunidad y expresar quiénes somos realmente. Es como si un actor nunca saliera de su rol y nadie supiera quién es realmente. De repente, alguien le dice: “Quiero saber quién eres”, y el actor le responde: “Muy bien, ahora puedo relajarme”. Yo todavía no puedo relajarme tanto, pero a medida que mi comunidad progresa en el mundo – los africanos y mis hermanos en América – puedo salir poco a poco de mi escondite. Creo que es mi deber expresar lo que están sintiendo a través de la música y tengo el privilegio de poder hacerlo. El día de mañana puedo componer una canción de amor que abra las terribles heridas presentes en las relaciones de los hombres y las mujeres negras. Toda persona negra que la escuche, la entenderá; ya no hay nada que esconder porque la música es un lenguaje universal. Se puede hacer política a través de la música. Solo hay que cantar, si la letra y la música son verdaderas, todos la comprenderán y todos la sentirán. Me he vuelto más militante porque este es el momento oportuno. Siempre me molestó que en casa cuando era niña solo podía tocar determinadas canciones mientras que del otro lado de las vías de tren estudiaba piano clásico. Era como estar constantemente entre dos mundos. Para mí en este momento la temática del amor entre hombres y mujeres no es tan importante como lograr la unión de nuestra comunidad, dejar atrás las diferencias entre nosotros y ver qué podemos hacer para obtener los derechos a los que todo ser humano debería acceder. Esta lucha toma el lugar del amor; es un amor supremo y debe reemplazar a las canciones de amor. Espero que eso explique la dirección musical que tomé en los últimos ocho años. Sin embargo, me gustaría volver a tocar canciones de amor algún día. No me divierte subirme al escenario todos los días y cantar canciones de protesta. Amo el amor, pero soy una voz y tengo influencia sobre millones de personas y sé exactamente lo que queremos lograr. Sé que una buena canción de protesta hará que un hombre o una mujer sientan que cada día pueden estar un poco mejor. La música es una de los elementos más fuertes que tenemos.

-¿Cantarás canciones de protesta en un futuro?

-De hecho, dejé de cantar canciones de amor porque se necesitaban canciones de protesta así que la dirección que tome en un futuro dependerá totalmente de lo que le suceda a mi pueblo. Si mi comunidad vuelve a esconderse, quizás vuelva a cantar canciones de amor. Si seguimos logrando avances, entonces seguiré cantando canciones de protesta. Eso sí, cantaré canciones protesta que sean aceptables porque no quiero que muera nadie en particular, solo quiero que todos sepan quienes somos. Creo que las mujeres son madres eternas y lo primero que piensan tiene que ver con algo maternal. Siempre quieren saber cómo pueden ayudar, cómo pueden involucrarse y qué beneficios pueden obtener, aunque no necesariamente para ellas mismas; quieren controlarte al igual que quieren controlar a un niño. Es algo maternal y no tiene nada de negativo. Creo que es una fuerza dominante que debe ser aprovechada. El hombre puede decir: “Mira, eso no es para mí”. Las mujeres se sienten atraídas hacia las cosas de las que pueden ser parte de alguna manera. Esa es la extrañeza de las mujeres. Muchas personas no se dan cuenta cuánto hay de madres en nuestras mujeres negras. Son intuitivamente amables e instintivamente quieren ayudar. En los Estados Unidos, lo primero que hará una mujer negra si vas a su casa será preguntarte si tienes hambre. Luego te preguntará si te gustó la comida y será mejor que digas que sí. No quiere pasar inadvertida, quiere ser parte de tu existencia. Podría hablarte horas sobre mujeres y hombres negros y mujeres y hombres blancos, pero no lo haré. Solo diré que aquellos que no leyeron Soul on Ice de Eldridge Cleaver y The Man Who Cried I am de John H. Williams, pueden leerlos y sabrán exactamente cómo me siento con respecto a toda esta situación.

-¿Sos religiosa?

-Oh, sí, pero no adhiero a ninguna religión en particular.

-¿Podés encontrar a Dios en tu música?

-Por supuesto, todo el tiempo.

-¿Podés explicarlo?

-¿Cómo explicar lo que se siente subir al escenario y hacer poesía que uno sabe que toca los corazones y las almas de las personas que no pueden expresarse? ¿Cómo se habla de eso? No se intercambian muchas palabras pero de alguna manera uno sabe que esa noche sucedió algo bueno porque uno logra comunicarse con el público. Eso es Dios. Soy muy consciente de que soy un instrumento. Me peleo con Dios todos los días. Le digo: “Si no haces tal o cual cosa, no tocaré más; no cantaré más; no dejaré que nadie sepa que existo”. Esto es porque sé que tengo el don de poder tocar de oído, tengo oído absoluto, tengo algo que una persona común y corriente no tiene. Es imposible explicar qué es el oído absoluto y por qué ciertas personas lo tienen. Cuando uno goza de ese privilegio, debe compartirlo con el mundo. Esa es la única manera de estar en paz con uno mismo. No sé si puedo explicar mejor que eso lo que Dios es.

-¿Varía tu técnica de acuerdo con el tipo de presentación que hagas?

-No. Mi voz, como te dije, es muy limitada así que puedo variarla hasta cierto punto. Mi habilidad pianística no es tan limitada, pero lo que sí varío es lo siguiente: En cada concierto, en cada programa de televisión, en cada presentación, me sumerjo en la situación. Cada lugar es diferente. Las personas son diferentes, su humor es diferente, la hora del día es diferente; todo eso me atraviesa antes de tocar. Eso determina lo que voy a cantar y qué atmósfera voy a tratar de crear. A veces llego más temprano a la sala de conciertos y cuento los asientos para tratar de sumergirme en la atmósfera del lugar. Sé quiénes verán el espectáculo si los asientos son muy lujosos; compruebo la posición del escenario, la inteligencia y la educación de los iluminadores y los sonidistas, el estado de ánimo en el que estoy, el estado de ánimo de mis músicos y lo que quiero hacer. Todo eso influye y definitivamente determina lo que voy a tocar. Nunca armo el repertorio o pienso el orden de las canciones hasta aproximadamente media hora antes de subirme al escenario, a veces incluso hasta algunos minutos antes. Los músicos que trabajan conmigo saben que tienen que venir a pedirme la lista de canciones o el orden del concierto; muchas veces les doy la lista cinco minutos antes de salir al escenario, porque todo hasta ese momento influye en mi selección. Para ese momento, me siento completamente diferente a cómo me sentía cuando entré por primera vez en el lugar.

-Por lo general, ¿estudiás tú música con mucha anticipación antes de grabar un álbum?

-Nunca grabo en frío. No puedo, a menos que grabe sola. Si tengo que tocar el piano con un músico conocido, puede que grabe sin ensayar, pero la verdad es que no lo hago. Arreglo la mayor parte de la música que grabo. Varias semanas antes de grabar, tomo las canciones y reviso los arreglos; luego se las lleva el arreglador para orquestarlas. Lo más cerca que estuve a grabar sin ensayar fue un álbum llamado Nina Simone Sings the Blues. Conseguimos a los mejores músicos que conocíamos y elegimos las canciones pero no hicimos los arreglos hasta el día mismo de la grabación. Sin embargo, debo admitir que toqué muchos conciertos sin ensayos previos que accidentalmente se convirtieron en álbumes. Por ejemplo, el segundo álbum que grabé en Town Hall. Nunca antes había visto a los músicos que iban a tocar conmigo hasta esa noche a las 7. Salimos, dimos el concierto y lo grabamos. Si hubiese dependido de mí, no lo habría hecho así. Afortunadamente, tenía a Wilbur Ware en el bajo, pero me pongo muy nerviosa cuando doy conciertos sin ensayar antes, ¡porque no hay muchos músicos de jazz como Wilbur Ware! La mayoría de los jóvenes no saben nada de música y no tendría la confianza suficiente como para tocar un concierto sin ensayar con ellos.

-¿Qué pensás del uso de los instrumentos electrónicos en la música?

-Fui a un lugar llamado Electric Circus en el Village y escuché a un violinista haciendo un solo. Era una pieza clásica, una suite, creo. Tocaba con una orquesta imaginaria; no era completamente imaginaria, pero estaba armada electrónicamente. Me dio curiosidad. Los sonidos no eran del todo reales, pero el hecho de que pudiera lograrse algo así despertó mi curiosidad. Creo que los instrumentos electrónicos pueden ser muy efectivos, pero hay que saber cómo usarlos. Supongo que tu pregunta también se refiere a qué pienso de las bandas de rock que tocan fuerte. Tienen un gran equipamiento, pero no tienen la inteligencia o la experiencia para darse cuenta de que si uno toca muy fuerte puede perforarle el tímpano a alguien. No tienen buen gusto ni criterio. Para ser efectivos los instrumentos electrónicos deben ser usados por personas con conocimientos musicales y que conozcan los efectos que estos instrumentos producen en el oído. De lo contrario, aparecen estas bandas de rock que tocan fuerte por el solo hecho de tocar fuerte.

-¿Te gusta la música de los Beatles?

-Bueno, ahora que estamos en los setenta no tengo que esconderme tanto. Creo que toda mi vida consiste en salir gradualmente de mi escondite. Los Beatles fueron buenos porque le dieron visibilidad a nuestra música en la comunidad blanca. Lograron que los blancos escucharan nuestra música con una actitud diferente. Quizás algunos solo respetaban a los Beatles y seguían siendo igual de racistas, pero creo que ahora nos escuchan y nos respetan más que antes que aparecieran los Beatles. No sé si esto es cierto, pero si no es cierto estamos peor que antes porque eso significaría que los Beatles distorsionaron una parte de nuestra música a pesar de que admitieron que se inspiraron en nosotros. Significaría que los blancos solo escuchan a los blancos, como antes, y que los jóvenes que escuchan la música de los Beatles ni siquiera saben lo que es la buena música. La historia dirá si los Beatles fueron algo bueno.

-¿Qué piensas del llamado narcotismo en nuestra industria?

-Recuerdo la época cuando no se hablaba de músicos sin hablar de drogas. Esto ya no es más así. Las drogas han invadido el mundo entero, desafortunadamente. Hoy en día hay drogadictos de 11 o 12 años de edad. Los músicos siempre supieron cómo consumir drogas, a diferencia de los jóvenes de hoy que solo las consumen porque pueden conseguirlas. Creo que el problema de las drogas se terminó para nosotros porque ya no tenemos que lidiar con eso, pensar sobre eso o justificarnos. Los jóvenes que no saben nada de música mueren todos los días a causa de las drogas. Es una epidemia y un problema universal.

-¿Creés que el músico necesita un estimulante?

-Sí, creo que sí. Las palabras no alcanzan para trasmitir lo que uno verdaderamente siente. Hay experiencias y situaciones que uno no puede contarle a nadie. Si no están en un lugar donde uno pueda sentirlas, tampoco puede contarlas. Creo que las drogas tienen una función, pero no me malinterpretes, creo que también eso tiene un límite. Puedo entender perfectamente por qué los músicos beben o fuman. No hablo de la heroína porque de eso no conozco. Cuando uno se convierte en esclavo de algo es mejor dejarlo. Lo mismo sucede con el alcohol. Si bebes demasiado, te arruinarás la vida. Si bebes en forma moderada y te ayuda a trabajar, entonces, ¿por qué estaría mal? Cuando algo se lleva a un extremo se vuelve peligroso. Si se consumen drogas con un fin específico y uno sabe cuál es ese fin, entonces uno puede manejarlo.

-¿Alguna vez tuviste malas críticas? Y si las tuviste, ¿cómo reaccionas ante ellas?

-Hace unos años recibí una mala crítica en Downbeat. Cuando la leí, pensé: “Este tipo no me conoce en lo absoluto”. El crítico no entendió lo que estaba tratando de decir entonces me dije: “Nina, la próxima vez debes expresarte con mayor claridad”. Si un crítico me hace trizas y critica algo que sé que no salió bien, entonces lo considero un amigo porque sé que me escuchó. Pero si un crítico dice algo de mí que no tiene nada que ver con lo que intenté hacer, pienso que no sabe de lo que habla y que quizás yo no me expresé con claridad o que quizás él es demasiado estúpido para entender.

-¿Alguna vez te encontraste en la situación de leer una buena crítica de un concierto que para ti no fue tan bueno?

-Sí, estuve en esa situación. En esos casos, llamo al crítico y le digo: “Mira, me alegro que te haya gustado el concierto, pero esta canción no estuvo tan bien”. Para mí es igual a un crítico que no sabe valorar un buen concierto. Solo me interesa la verdad. Un crítico que te llena de elogios cuando no te lo mereces es igual de malo que un crítico que no sabe de lo que habla y te cuestiona cuando las cosas salieron bien. No recibí muchas críticas malas. Cuando lancé Mississippi God Damn, le enviamos una caja de discos a una estación de radio en Carolina del Norte y nos reenviaron la caja con todos los discos rotos. No esperábamos otra cosa, claro. Eso es lo peor que me pasado. Por alguna razón, puedo decir las cosas que digo y salirme con la mía. Hasta ahora no tuve problemas pero créeme sé que cada vez es más complicado. Sé que me están observando y que cuando llegue el momento me tomarán en serio. Porque en cierto modo, hasta ahora, la comunidad blanca no me ha tomado en serio. Pero ya queda poco tiempo porque estoy harta de que azoten y pisoteen a mi pueblo; estoy harta de que mi pueblo piense que no vale nada. Soy como una persona ciega que dice: “Tú hiciste esto y aquello y ahora debes pagar por eso”. La vida es equilibrio y la justicia es ciega. Si alguien se ofende, lo siento, pero quizás muera sintiéndome así. En un mundo donde los negros viven dominados por los blancos prefiero morir a manos de un negro sin educación que a manos de un blanco culto que quiere matarme porque soy negra. Prefiero morir por una tonta razón, una discusión entre negros o una pelea por cinco centavos como sucede a veces en Harlem cuando apuestan. Prefiero morir por algo tonto como eso y no morir a manos del establishment.

-¿Te han categorizado alguna vez como cantante de jazz?

-No se deciden. Algunos críticos dicen que soy una cantante de jazz, otros dicen que no lo soy. Incluso otros dicen que soy cantante de jazz y también cantante de otros géneros. La verdad es que no saben lo que soy y eso me alegra.

-Quisiera saber qué pensás de la palabra jazz.

-Max Roach definió la palabra técnicamente. Jazz no es solo música, es una forma de vida, es una forma de ser, una forma de pensar. Creo que el Negro en los Estados Unidos es jazz. Todo lo que hace – la jerga que utiliza, la manera de caminar, la manera de hablar, su vocabulario, las nuevas frases creativas que inventamos para describir las cosas – para mí todo eso hace tanto al jazz como la música que tocamos. Jazz no es solo música. Es la definición del negro afroamericano.

-Me contabas que hacés yoga. ¿Por qué empezaste y cómo te involucraste en eso?

-Siempre me pregunté cómo podía hacer para dejar de pensar en música. A veces por la noche no podía dormir porque tenía una canción dando vueltas en la cabeza. No sabía cómo relajarme. Conocí a un hombre maravilloso, un swami del Himalaya y él me enseñó a relajarme en cualquier situación; es un método que tiene que ver con la respiración y es muy interesante y simple. Esto me llevó a hacer ejercicios para mantener el cuerpo flexible, firme y joven y también relajar la mente. Creo que es una de las mejores maneras de alucinar sin consumir drogas. Hago alrededor de 21 ejercicios; los ejercicios meditativos son los más difíciles porque hay que estar en silencio. Se puede volar muy alto si uno sabe cómo. Me abrió los ojos saber esto y luego aprender cómo hacerlo.

-¿Creés que estimula la percepción de tu trabajo?

-Sí, pero también te hace sentir terriblemente solo. La soledad no es más profunda o más intensa que antes que hiciera yoga, pero no me ha ayudado a sentirme parte de ningún grupo. El yoga siempre te hace sentir alejado de los demás, aunque de cualquier manera siempre tuve ese problema. Te hace sentir extremadamente objetivo; te hace crear cosas maravillosas, pero uno se siente tan sereno y tan alejado de la situación en la que está que todo se siente lejos; uno no es parte de nada. No me gusta esa sensación.

-Cuando estás tocando, ¿hacia dónde dirigís tu arte? ¿Creés que cantas para ti misma, para el público o para los músicos?

-Siempre trato de cantar para mí misma si es posible y espero que le guste al público. Nunca hago algo para el público a expensas de mí misma. Pero intento no complacerme a mí misma a expensas del público. En realidad, siempre procuro hacer ambas cosas – pasar un buen momento y que el público disfrute también. En cuanto a los músicos, son una extensión de mí misma, de otra manera no tocarían conmigo.

-¿Qué pensás de las Panteras Negras?

-Dios los bendiga. Estoy tan contenta de que existan. Las Panteras Negras y Angela Davis son una inspiración para los jóvenes negros que lo único que saben de las personas negras es que son pacifistas, es decir, que toleraron toda la crueldad mental y física que los blancos les impusieron. Eso es todo lo que conocen los niños negros. Las Panteras Negras lograron que esos niños se den cuenta de que hay héroes negros que luchan y están dispuestos a morir si es necesario para conseguir lo que quieren. Eso me parece maravilloso; además los blancos les tienen terror y definitivamente necesitamos eso.

-¿Alguna vez tuviste la oportunidad de actuar?

-No tuve la oportunidad de actuar seriamente, pero me gustaría hacer por lo menos una película o una obra de teatro antes de morir. Me gustaría que fuera algo memorable; no es que quiero que me conozcan como actriz, pero me gustaría probar una o dos veces si el material fuera fantástico y si fuera algo con lo que me sintiera identificada.

-¿Qué pensás de la moda femenina?

-Es mi oxígeno, es parte de mí. Hace un momento te mostré la revista Essence y te comenté que hace quince años tengo el sueño de aparecer en alguna publicación. Eso es algo propio de la mujer. La mujer negra tiene que sentirse hermosa y es muy difícil cuando todo alrededor te dice que solo las mujeres rubias de ojos azules son hermosas. Es un interés particular mío, pero está directamente relacionado con lo que las personas consideran bello. La moda en sí misma no es hermosa, pero si uno sabe cómo usarla para realzar su personalidad, puedes cambiar tu imagen. Por ejemplo, muchos pensaron durante años que era gorda y nunca en mi vida fui gorda. La verdad es que no sabía comprarme ropa. No sabía que la ropa era tan importante, que podía hacerte ver más hinchada o más delgada. Un vestido blanco con mangas abultadas te agrega cinco kilos. Cuando me conocen en persona, muchos me dicen: “Pensé que eras gorda”, porque así me veo en muchas fotografías. Aquel que conoce algo de moda sabe que en lugar de ese vestido blanco debería haber usado un vestido largo negro con mangas ajustadas. De cualquier manera, la moda que se ve hoy en día en todas las revistas – Vogue, Bazaar y también en las revistas negras – realzan la belleza de las mujeres negras. La mayoría de la ropa en la actualidad luce mejor en las mujeres negras que en las blancas lo cual nos facilita a nosotras el desarrollo de nuestra imagen.

-¿Cómo te impactó la música de Charlie Parker?

-Solo los vi a él y a Billie Holliday una vez en mi vida antes de que murieran. Charlie Parker y Billie Holliday son nuestro padre y madre. Charlie Parker era tan complejo, su música era magnífica y estaba tan adelantada a su época que me recuerda a Beethoven, en el sentido de que era uno de esos genios cuya música sigue siendo recordada y analizada mucho tiempo después de su muerte. Es el padre de la música moderna. En cuanto a Billie Holliday, cada vez que la escucho encuentro algo nuevo en su música. Ese es el mejor homenaje que puedo hacerle. ¿Qué se puede decir de semejante genialidad? Dios mío, ¿qué se puede decir de Charlie Parker? Dentro de cientos de años será comprendido y aceptado mucho más que ahora. Sé que surgirá un culto a Charlie Parker en algunos años. Crecerá y crecerá. Es algo que tiene que pasar.

-¿Te resulta más fácil hablar con una persona como yo que con un periodista?

-No necesariamente. Eres un gran entrevistador, pero creo que el hecho de que seas músico no hace ninguna diferencia. Tus preguntas son más incisivas, son humanas pero tuve el privilegio de tener buenos entrevistadores antes. Depende de la inteligencia de la persona que realiza la entrevista. Si me preguntas si tengo más afinidad contigo porque eres músico, entonces la respuesta es no.

-¿Alguna vez estuviste en África?

-Sí, estuve en Nigeria y en Marruecos. Viajaré a Guinea de vacaciones muy pronto. Esa es la única manera que uno tiene de conocer un país. Tengo amigos que viven allí, Miriam Makeba y Stokeley Carmichael. Espero con ansias ese viaje porque quiero sentirme parte de la comunidad. Barbados es una isla negra y hubo un año que visité la isla cinco veces. Eso habla de cuanto me gusta. Probablemente me compré una propiedad allí. ¡Es el paraíso!

Traducción: Consuelo Elizalde.