La obra acerca de Borges supera abrumadoramente en cantidad a sus propios textos. Aquí una guía de los libros más interesantes, cuyos enfoques e informaciones ayudan a disfrutar de textos que siguen teniendo mucho qué decir.

Borges dejó su obra. Pero también generó obras sobre él mismo. Incluso libros pensados en modo borgeano, como El nombre de la rosa, con el villano con un nombre muy similar, Jorge de Burgos, que además es bibliotecario y ciego. Pero antes y después de la novela de Umberto Eco vieron la luz textos biográficos, ensayos, incluso algunos inéditos  de Borges, que generaron una más que interesante bibliografía. Vale la pena repasar algunos títulos, a 120 años del nacimiento del autor de Fervor de Buenos Aires. Como diría Borges: mencionar algunos buenos ejemplos es el modesto intento de estas líneas.

 

Borges. Esplendor y derrota, de María Esther Vázquez

La biografía descarnada de Borges pudo haber sido la muy comentada Borges a contraluz de Estela Canto. Según se cuenta, casi en la miseria, la ex novia del escritor le pidió permiso para vender el manuscrito original de El Aleph. Borges accedió y después de muerto la retribución fue un libro implacable. Esplendor y derrota opera como el reverso del libro de Canto. Escrito por otra mujer con la que el escritor se hubiera casado, el libro de Vázquez fue definido por Bioy Casares como la mejor biografía de Borges escrita hasta entonces. El libro apareció en 1996, cuando el décimo aniversario de su muerte y puso el dedo en una llaga de la que poco se hablaba entonces: los meses finales del escritor, el cambio de testamento y el casamiento irregular con Kodama (vía Paraguay y en situación de bigamia, porque regía el matrimonio con Elsa Astete Millán sin ley de divorcio). Un retrato en primera persona de alguien que además trató mucho a Bioy, Silvina y Victoria Ocampo y a la madre de Borges. El recuerdo del viaje a Europa juntos en 1965, después del cual todos esperaban que se casaran es uno de los pasajes que justifican una biografía bien documentada.

Borges. La posesión póstuma, de Juan Gasparini

Juan Gasparini tomó el hilo del relato de Vázquez sobre el ocaso de Borges para reconstruir los seis meses finales en Suiza, el matrimonio con Kodama y los trámites posteriores a su muerte, que determinaron que esté enterrado en Ginebra. Por fuera de las biografías de Borges, y apuntando a un momento específico de la vida del autor de Ficciones, es un libro periodístico ineludible para acercarse al Borges final que vio venir la muerte en Ginebra y se quedó en la ciudad de su adolescencia. Gasparini indaga en la cuestión del cambio de testamento y en cómo se tramitó la herencia del escritor: no sólo la cuestión de que su viuda pasaba ser la heredera universal, sino también el reparto de bienes con Norah Borges y sus hijos, los sobrinos del escritor.

Diálogos Borges-Sabato, de Orlando Barone

Varios libros de diálogos jalonan la bibliografía borgeana. Están las charlas con Osvaldo Ferrari y Fernando Sorrentino, por ejemplo. Pero el libro de diálogos por excelencia es el que lo reunió con Ernesto Sabato a instancias de Orlando Barone. Los siete encuentros que hilvanan el libro tuvieron lugar entre fines de 1974 y comienzos de 1975. Borges estaba sensibilizado por la larga agonía de su madre, casi centenaria. En medio del país convulsionado de Isabel Perón, los dos escritores charlaron en el departamento de Borges, en el Parque Lezama y el Bar Dorrego. El contrapunto reparte bien las voces de ambos, pero es quizás Borges quien hegemoniza las charlas, cuyo gancho pasaba por el hecho de haberse distanciado tras la caída de Perón (Borges era un antiperonista irreductible y Sabato se proponía comprender el fenómeno del peronismo) y estar casi dos décadas sin hablarse.

El factor Borges, de Alan Pauls

Alan Pauls es uno de los grandes novelistas argentinos contemporáneos. Pero hay que prestarle atención a su veta ensayística. Sobre todo a este libro que lo mostró como un finísimo lector de Borges. La edición original es de 2000, antes del boom que provocó la narrativa de Pauls con El pasado. Con ánimo casi detectivesco, Pauls indaga en algunas cuestiones y se pone a rastrear en cuestiones como la metafísica, los clásicos menores, y la erudición. El disparador del primer capítulo no puede ser más atractivo: Pauls muestra que el Borges de los años 20 se obstina en mostrarse como nacido en 1900 y no en 1899, y propone respuestas a ese desliz de juventud. La primera edición del libro incluyó fotos mayormente inéditas de Borges, así como facsímiles de manuscritos. El éxito posterior de Pauls como novelista llevó a su reedición en España, lo cual lo convirtió en el gran ensayo for export sobre Borges.

Autobiografía, de Jorge Luis Borges

  1. La revista The New Yorker decide hacer un número dedicado a Borges y le propone que aporte un texto autobiográfico. Borges accede y así nace An autobiographial essay, con la ayuda de su traductor, Norman Thomas Di Giovanni. Escrito en inglés, el texto repasa toda su vida desde el nacimiento hasta el presente como un escritor consagrado y ciego. Di Giovanni le preguntó si el ensayo vería la luz en castellano y Borges le dijo que no, que estaba pensado para lectores en inglés. Durante casi treinta años, aquel número de The New Yorker se convirtió en materia de estudio por el ensayo autobiográfico, citado en las biografías rigurosas del escritor. En 1999, en ocasión del centenario de su nacimiento, apareció la primera edición en castellano, preparada por Di Giovanni.

Textos cautivos, de Jorge Luis Borges

Emir Rodríguez Monegal fue uno de los grandes estudiosos de Borges y su obra.  El esfuerzo final del crítico uruguayo fue compilar los textos de Borges sobre libros y escritores publicados en la revista El Hogar entre 1936 y 1939. A comienzos de los 80, y luego de mucha insistencia, Borges accedió a que se publicaran aquellas reseñas en un libro. Rodríguez Monegal murió en noviembre de 1985, con el libro casi terminado, justo en las semanas del viaje final del escritor a Ginebra. Su asistente Enrique Sacerio-Garí completó el trabajo. Mientras escribía el prólogo, recibió un llamado: le avisaban la muerte de Borges. Textos cautivos apareció en noviembre de 1986. De no haber mediado la muerte del escritor, sería considerado el último libro de Borges, en vez de Los conjurados. Una de las primeras reseñas la firmó Juan José Saer: no dudó en considerarlo uno de los grandes textos borgeanos.

Borges, de Adolfo Bioy Casares

La summa borgeana por antonomasia es el Borges de Bioy Casares. Se sabe: el autor de La invención de Morel llevó durante toda su vida un diario personal que se volvió infinito. En sus últimos años compiló esos papeles. Así se publicó En viaje (1967), tres años antes de morir, y el extraordinario Descanso de caminantes, en 2001. Apenas dos aperitivos de lo que estaba por venir. En 2006, dos décadas después de la muerte de Borges, apareció el mamotreto de 1500 páginas que conmocionó a todos. Las páginas que Bioy dedicó en su diario a Borges convirtieron el libro en un fetiche, para muchos, algo casi a la altura de sus novelas. El “Hoy come Borges en casa”, repetido casi como un mantra se convirtió en un santo y seña. Las relaciones con las mujeres, las internas literarias, las discusiones políticas, nada se escapa en un libro inabarcable, que en gran medida se puede leer como un ajuste de cuentas de Bioy con Kodama.

El palabrista, de Esteban Peicovich

Esteban Peicovich, asiduo entrevistador de Borges, tuvo la idea de preparar un libro que recopilara declaraciones del escritor, algunas de ellas picantes, sobre varios temas. Así fue como en 1980 apareció El palabrista. Eran los tiempos de los libros del escritor conferencista: Siete noches y Borges oral. Frente a esas recopilaciones de conferencias, la oralidad de El palabrista ofrece un buen contrapunto en pequeñas grageas. Es el Borges que opina de todo y de nada a la vez. Si algo mostraba en muchas entrevistas era una fenomenal rapidez mental. Aquí no aparecen las preguntas, sino las respuestas, todo el tiempo prima la voz del escritor. Aun sin los disparadores, esa rapidez e ingenio aparecen claramente. La voz de Borges se mantiene intacta pese a las múltiples fuentes, y es un gran mérito de la compilación.

Borges, un escritor en las orillas, de Beatriz Sarlo

Nadie explicó al Borges central, el de los 40, el que en esos años armó el corpus de Ficciones, El Aleph y Otras inquisiciones, como Beatriz Sarlo. Todos los componentes del mecanismo borgeano aparecen contados al dedillo en un texto que se preparó en inglés a comienzos de los 90 para unas conferencias en Londres. Si alguien comienza a leer al Borges de los textos fundamentales tiene en el libro de Sarlo la introducción ideal a su mundo. El acento está puesto en un hecho central que es, paradójicamente, la cuestión marginal. ¿Cómo es que un escritor del confín de Sudamérica, que casi no se ha movido de Buenos Aires durante décadas, construye una obra de alcance universal? ¿Cómo se llega desde la lectura de obras supuestamente menores a crear tamaño corpus? Sarlo se propone dar respuestas y desentrañar el dispositivo que construye Borges a partir de “Pierre Menard, autor del Quijote”. Pruebe el amable lector de leer o releer “Tlön, Uqbar, Orbis Tertius” y luego el análisis del cuento en el libro de Sarlo.

Borges. Una biografía, de Horacio Salas

Hay biografías de Borges escritas por quienes lo conocieron mucho, como Estela Canto y María Esther Vázquez. Y las hay, si se quiere, asépticas, escritas con la suficiente dosis de distancia. Podrían mencionarse los libros de Alejandro Vaccaro y Edwin Williamson. Esta selección opta por el libro de Horacio Salas. Se publicó en 1994, época en la que él único registro biográfico post-mortem era el libro de Canto. Salas, un lector incansable de la obra borgeana, ofrece un retrato con la distancia suficiente del biógrafo que no lo frecuentó a la manera de quienes sí lo trataron mucho durante su vida. En ese sentido se complementa bien con el libro de Vázquez. Es, sobre todo, una buena guía de las obsesiones borgeanas, con el gran mérito de ser uno de los primerísimos trabajos sobre el escritor desde su muerte.

 

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