Cortes de ruta, intimidaciones policiales, irresponsabilidad política y empresarial, pérdidas por más de mil millones de pesos y la bronca inconmensurable de más de doscientos mil vecinos afectador por el corte provocado por Edelap. (Foto de portada: Carlos De Biassi).
Vamos a reforzar la presencia policial para evitar que los negros hagan desmanes, dicen que dijo la delegada Municipal de Villa Elisa y en el corte de Camino Centenario y Arana y el dicho se da por cierto. El exabrupto sonaría ridículo, políticamente improbable, en la boca de cualquier funcionario, pero no en la de Virginia Pérez Cattáneo, una mujer de pelo rubio artificial y gestos hoscos que responde al intendente de La Plata, Julio Garro y que ya ha tenido más de un encontronazo con los vecinos, por quienes suele mostrar un cordial desprecio.
Es domingo a la noche y hace 24 horas que se cortó la luz y con ella también el suministro de agua corriente. El camino Centenario está a apenas iluminado por el fuego que producen las cubiertas quemadas que los vecinos han ido acercando para reforzar el corte. Detrás del humo las siluetas se recortan fantasmagóricas, como si no terminaran de definirse. Lo que las define es la bronca que se desprende de los cantos que tienen como destinatarios a Mauricio Macri, la gobernadora María Eugenia Vidal, el intendente Garro, la propia delegada y, por supuesto, a la empresa Edelap, responsable del suministro eléctrico de la región. Toda la zona norte del Partido de La Plata, que incluye las localidades de Ringuelet, Gonnet, City Bell, Arturo Seguí y Villa Elisa, está a oscuras. Se calcula que hay más de doscientas mil personas afectadas.
La frase de la delegada se repite por doquier y la indignación crece. A cien metros del corte está la Delegación Municipal, a oscuras y vacía. Hace rato que Pérez Cattáneo desapareció de los lugares que solía frecuentar. Los que sí se hacen notar son los patrulleros desplegados a poca distancia del corte. Nunca se han visto tantos en Villa Elisa, como tampoco en City Bell o en Gonnet.
A 24 horas del inicio del apagón las versiones que corren sobre las causas son confusas. Después se sabrá que lo provocó una falla trifásica en un cable subterráneo que une Dock Sud con La Plata, que el problema está localizado en algún lugar a la altura de City Bell y que se demorará entre 48 y 72 horas en restablecer el servicio.
El dato fuerte es que ese cable data de la época de Segba, antes de las privatizaciones de los 90, y que la lluvia de inversiones nunca dio para reemplazarlo. La información levanta la temperatura del corte para satisfacción de los cronistas televisivos que buscan mayor impacto en sus notas.
También se dice que vienen entre 20 y 30 generadores desde Rosario, alquilados por Edelap, pero que avanzan a paso más lento que el general Alais cuando le ordenaron que sofocara el levantamiento carapintada de Campo de Mayo.
El de Centenario y Arana no es el único corte. Hay varios en City Bell y Gonnet y otro sobre el Camino General Belgrano, a la altura del Barrio El Rincón, desde donde llega la noticia de que las cosas se están poniendo densas. La policía quiso identificar a los manifestantes y estos se negaron. Dicen también que en ese corte hay varios pibes del barrio a los que la policía tiene en la mira y que los canas se salían de la vaina por reprimir. La intervención de otros vecinos evitó que la cuestión pasara a mayores. Cuentan que el jefe del operativo les dijo a estos vecinos que se quedaran tranquilos, que no iba a pasar nada y que ya le había dicho al comisario que en el corte “también había gente de bien”.
El lunes a la noche, a 48 horas del inicio del apagón, la situación no ha cambiado mucho. En el corte del Centenario hay más gente que el día anterior. Algunos dicen que empezaron a tener agua corriente porque uno de los generadores rosarinos está alimentando la bomba de Villa Elisa. Otros cuentan que han visto pasar a los camiones, pero que todos van en dirección a La Plata y que no se detienen en la zona.
La bronca de los vecinos, mientras tanto, va ampliando el espectro de destinatarios. Ya no son solo Edelap y las autoridades sino los políticos en general. Ninguno de los precandidatos a intendente de La Plata apareció por los cortes. Alguno dio una conferencia de prensa, otros fueron a canales de televisión, pero, de acercarse, ni noticias.
Villa Elisa sigue a oscuras, aunque algunas casas tienen luz porque sus habitantes pudieron alquilar un generador. No les resultó fácil porque la demanda superó largamente a la oferta de artefactos y, además, el precio del alquiler subió hasta a las nubes. Son las leyes del mercado, ironiza una vecina y cuenta que en el supermercado chino más cercano las velas cuestan el doble que ayer.
Se habla también de la comida desperdiciada, de la mercadería perdida en algunos comercios, de una cadena de robos favorecida por las sombras y de la irresponsabilidad y la falta de inversiones de Edelap.
A esa altura del apagón, ya todos en el corte saben que la empresa es de Rogelio Pagano, un tipo del mundo de las finanzas, que genera una rentabilidad anual de 1.576 millones de pesos con inversiones casi nulas. También se sabe que en el último año pagó multas de 6 millones por las interrupciones en la provisión del servicio, las cuales crecieron 90% en el mismo período.
De todo eso se está hablando cuando llega una noticia que provoca que la bronca se transforme en estallido: la casa de la delegada Pérez Cattáneo tiene luz porque Edelap le llevó un generador para ella sola. Del corte hasta la vivienda hay seis o siete cuadras que un grupo de jóvenes recorre raudamente. Hay piedrazos, vidrios rotos y un auto destrozado. Las sirenas de los patrulleros no tardan en escucharse, pero cuando llega la policía ya no queda nadie.
Esa misma noche la presencia policial se multiplica. Hay prácticamente un patrullero por cuadra, además de varios grupos antidisturbios circulando por la zona. Los vecinos se duermen escuchando el ruido de un helicóptero que vuela muy bajo e ilumina con sus focos aquí y allá. A falta de luz, buenas son las intimidaciones. La única energía que hay en Villa Elisa es la de la indignación de sus habitantes.
El suministro eléctrico terminó de restablecerse la tarde del miércoles. En total fueron 92 horas sin luz y más de 24 sin agua. Las pérdidas provocadas por el apagón se calculan en más de mil millones de pesos. La bronca de los vecinos sigue siendo inconmensurable.
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