El nuevo presidente de la empresa aeroespacial argentina habló con TSS sobre la reconstrucción de capacidades en la firma y los desarrollos que llevan a cabo con el objetivo de lograr un lanzador satelital que retomaría las pruebas en el año 2024.

La empresa estatal Vehículo Espacial Nueva Generación, más conocida como VENG, brinda servicios y desarrollos tecnológicos de alto valor agregado para el sector aeroespacial y es la responsable de la construcción del vehículo espacial Tronador. Su nuevo presidente (ad honorem) es Marcos Actis, decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata, director del Centro Tecnológico Aeroespacial y también miembro del directorio de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE).

La CONAE, junto con VENG, desarrolló en la última década varios vehículos experimentales como parte del proyecto que tiene como objetivo final un lanzador de satélites de órbita baja. En esos cohetes se fueron probando una serie de sistemas desarrollados por VENG y otras instituciones del sistema científico-tecnológico local, pero perdió casi todo su financiamiento durante los cuatro años de la gestión de Cambiemos, por lo que todavía se encuentra en un período de reconstrucción de sus capacidades.

“El ministro (Daniel) Filmus me ofreció hacerme cargo de VENG teniendo en cuenta la trayectoria que habíamos tenido desde la Facultad de Ingeniería de la UNLP desde el principio del proyecto Tronador, allá por 2007, cuando se empezó a trabajar en los primeros vehículos experimentales. En ese entonces VENG todavía era un proyecto”, dijo Actis, quien habló con TSS sobre los proyectos y la visión que tiene para la empresa que pretende desarrollar el primer lanzador de satélites de América Latina.

“La CONAE tuvo que usar los pocos recursos que le iban ingresando durante en el proyecto SAOCOM, con lo cual el proyecto del lanzador quedó relegado por falta de fondos y por la pérdida de recursos humanos. Hoy estamos tratando de remontar esos efectos”, sostuvo Actis con respecto a los cuatro años de desinversión que atravesó la empresa estatal durante la gestión de Mauricio Macri. Y agregó: “Como en toda crisis hay alguna cosa que sale bien y en el caso de VENG es que se adquirió una experiencia importante en el área satelital, con gente preparada para poder trabajar en esos temas, tanto en ensayo como en integración de satélites, en la operación de las estaciones terrenas y la venta de imágenes de lo producido por los SAOCOM”.

“La idea es que VENG no compita con las empresas privadas y no haga lo mismo que ellas porque así estaríamos haciendo una competencia desleal desde el Estado”, dice Actis.

-En estos años en que no había financiamiento los trabajadores hicieron algunas tareas para que el proyecto pudiera tener continuidad, como la puesta en marcha de la máquina de soldado, ¿no?

-Sí, la máquina se trajo de Estados Unidos pero no se montó como se debía por responsabilidad del proveedor extranjero y fueron los trabajadores de VENG quienes durante todo este tiempo mantuvieron los equipos y los han puesto en marcha. El proveedor tuvo bastantes problemas en el armado de la máquina y hoy en día se están haciendo las certificaciones de soldadura y es todo nuevo, porque no hay certificaciones de este tipo. Es un trabajo de soldadura de fricción y la idea es que el año que viene podamos tener ya un tanque estructural totalmente soldado con esa máquina.

-Hay algunos trabajos que hicieron con FADEA que hacen que VENG se inserte en el área aeronáutica. ¿Podrían llegar a vender productos para la industria?

-El fundamento de VENG es el acceso al espacio. Al no tener financiamiento para llevar adelante el proyecto del lanzador, la gente que estaba trabajando en estos temas aprovechó las instalaciones para dar servicios a la industria. La idea es que VENG no compita con las empresas privadas y no haga lo mismo que ellas porque así estaríamos haciendo una competencia desleal desde el Estado. VENG tiene que hacer lo que no hace la industria privada y lo que no hacen otras instituciones del Estado. Tenemos que pensar en una articulación del sistema científico-tecnológico, no duplicar recursos. Si los privados no pueden hacer algo porque no tienen la capacidad o no tienen interés ahí estaremos, pero la realidad es que debemos comprometernos y articular y hacer visible el lanzador satelital, que a futuro se entienda que es una necesidad y que sea apoyado por los gobiernos, no importa el signo político.

-Otras industrias de alta tecnología como la nuclear o la satelital, han intentado hacer leyes para trazar un horizonte de financiamiento. ¿Piensan en alguna herramienta para que este proyecto pueda mantenerse en un horizonte de largo plazo?

-Va en el sentido de lo que decía. La ley de satélites geoestacionarios que apuntaba a ARSAT no se cumplió, si bien fue aprobada por unanimidad, y fue dejada de lado. Creo que la articulación de todos los actores es lo que va a hacer posible el proyecto, independientemente del gobierno que venga. Mientras más involucrados haya en el tema del acceso al espacio se dará la posibilidad. Y, obviamente, explicarle a la sociedad que estos proyectos son altamente estratégicos y de valor agregado, pero para eso debemos pensar en conjunto y articuladamente científicos, empresas estatales, privados y el Gobierno.

-¿La cooperación internacional puede ayudar? Tanto Brasil como México tienen algunos programas similares ¿Podría haber mejor articulación con estos países para que entre los tres se haga algo en forma conjunta?

-Eso estamos buscando. La Argentina tiene un punto estratégico de lanzamiento de órbitas LEO (órbita terrestre baja, en inglés), como es Bahía Blanca. Y mi visión, y esto lo digo de manera personal, es que esa base de lanzamiento tendría que tener varios países socios para construirla, es decir, no invertir todo desde la Argentina, sino encontrar socios en otros países que puedan aportar a la construcción de la base de lanzamiento. Obviamente, con nuestro vector o con vectores que puedan traer del país que nos ayude a construirla y que también use los servicios de trabajo. Creo que eso daría un potencial muy importante a todo el tema de acceso al espacio. Obviamente, con VENG operando todos los sistemas.

-¿Hay conversaciones con los países en este sentido?

-Por lo que sé, Raúl Kulichevsky ha tenido conversaciones con empresas alemanas y en algún momento habían se habían evaluado posibilidades con otros países, pero la pandemia y la crisis por la guerra han generado bastantes desequilibrios en el mundo y estos temas son bastante conflictivos.

-¿En qué proyectos están avanzando ahora?

-En el sistema de tanques de alta presión con materiales compuestos, que va a alivianar muchísimo el peso de los lanzadores. Lo que viene ahora y esperemos que podamos llevar adelante es la parte de instalaciones, infraestructura y adecuación de las bases de Capetinas, Puerto Belgrano y el Polo Satelital de Punta Indio, para poder hacer el ensamblado de los lanzadores ahí.

-¿Cuando podría haber otra prueba de lanzamiento?

No en un futuro inmediato. Pensamos que en 2024 podríamos reiniciar las pruebas que teníamos en 2015. Cuatro años de parate son como 10 años de trabajo para volver a mover la rueda en la formación de recursos humanos y recuperar las capacidades que se perdieron. Lleva muchísimo tiempo. De ahora en más van a ser modelos del Tronador y ya no más de los VEX. La idea es identificar el proyecto con un nombre y con distintas etapas hasta llegar al lanzador final.

-¿Habrá dos lanzadores Tronador con diferentes capacidades?

-Sí, esa sería la idea en el futuro, pero VENG es el contratista principal de la CONAE, que es quien tendrá la decisión final del proyecto que se llevará adelante.