Infectóloga, integrante del grupo de profesionales que asesora al gobierno en la pandemia, Florencia Cahn dice que es lógico que haya incertidumbre y angustia en la sociedad, y que hay decisiones que pudieron ser mejores, pero que el panorama frente al Covid 19 es esperanzador.
Sonríe. Es inquieta e intensa. Acumula en tiempos de Covid varias ocupaciones, no todas rentadas: Preside la Sociedad Argentina de Vacunología (SAVE), participa de actividades médicas y de divulgación en la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), forma parte del grupo de profesionales de la salud que asesora al Presidente de la Nación, es mamá de Joaquín y Clara, esposa de Ignacio y también hija de Pedro, el creador de la Fundación Huésped.
De todas las cosas que pudo heredar de su padre (incluyendo las profesionales) hay una que la distingue a la hora de dar un reportaje: la infectóloga entiende las reglas del juego mediático, habla sencillo y sabe decir las cosas más firmes con rigor técnico y sin perder cordialidad.
No se asusta cuando lee en los diarios sobre algunas supuestas diferencias a la hora de computar los infectados. Y dice: “Escucho que tal vez no sean un millón. Y es cierto. Seguramente serán más de 1.000.000 de contagios porque sabemos que hay muchas personas asintomáticas que tienen Covid y no lo saben, por eso tenemos que seguir cuidándonos entre todos”.
Frente a la cifra indiscutiblemente alta, la Dra. Cahn refuta que la cuarentena no haya servido. “No es así -sostiene-, sobre todo durante el primer mes y medio, donde hubo una cuarentena más estricta, el aislamiento ha permitido fortalecer el sistema de salud. Esas medidas, aún con un número que hoy resulta impactante, sirvieron para que ese número no fuera todavía mayor. Es contra fáctico, claro, pero sin cuarentena tendríamos muchísimos más infectados y fallecidos, sin duda”.
Confianza y paciencia. Ese es el combo que -dice la infectóloga- hay que usar para dar con el principio del fin de la pandemia: “Hay muchas estrategias terapéuticas y preventivas en estudio. Hay más de diez vacunas en fase tres, el panorama es muy positivo, muy esperanzador. Sin embargo, al día de la fecha no tenemos ni vacuna ni tratamiento aprobados por las autoridades sanitarias nacionales o internacionales. Es muy importante respetar las etapas de la investigación para que los tratamientos y las vacunas sean seguros y eficaces”.
El Ministro de Salud Ginés González García le puso fecha a la buena noticia: marzo de 2021. Allí estarían disponibles las primeras herramientas para abordar el contagio del virus y sus consecuencias. Será luego del verano. Y el verano es una estación propicia para disfrutar al menos de una tregua. Dice Cahn: “En el verano, con mayor cantidad de actividades al aire libre, se puede minimizar la transmisión del Covid, que principalmente tiene que ver con lugares cerrados y poco ventilados. Si bien hay cada vez hay más evidencia que el virus puede circular por aerosoles (pequeñas gotitas de saliva que pueden quedar suspendidas en el aire) es muy importante priorizar que esas actividades al aire libre se realicen siempre con barbijo, siempre con distancia física”.
Ni la posibilidad de un tratamiento eficaz en seis meses ni cierta mejora de la situación en la temporada estival evitan, reconoce Cahn, cierto malestar general: “Es lógico que haya cierto grado de angustia e incertidumbre en la sociedad, nos pasa a todos. Creo que el mensaje en este momento, más que el ‘Quedate en casa’ es ‘Salí lo menos posible y cuando salgas, hacelo con todos los cuidados y medidas de seguridad, protegete y protegé a tus seres más queridos que pueden formar parte de los grupos de riesgo”.
Si bien acompaña las decisiones generales que se tomaron de marzo a la fecha, la infectóloga admite cosas que pudieron haberse hecho mejor o de otra manera. Afirma que “con el diario del lunes, pienso que debiéramos haber tenido un mejor control de las fronteras al inicio de la pandemia, cuando empezamos a tener los primeros casos importados; hubiera sido bueno tal vez haber comenzado antes con el plan DETECTAR a nivel país, porque empezamos primero por los barrios populares de la ciudad autónoma de Buenos Aires y la zona metropolitana del Gran Buenos Aires. Y está comprobado que fue una estrategia muy valiosa, hubiera sido muy bueno haberla extendido más tempranamente en toda la geografía nacional”.
La doctora. Cahn se siente atravesada por un tsunami. No lo dice así, pero es lo que deja ver en su tono de voz. Explica que “en lo personal, implicó e implica un desafío formar parte del comité asesor en temas de Covid. Hubo, sobre todo al principio, desde los medios y también por parte de las autoridades, mucha visibilización nuestra (médicos e infectólogos). Eso hizo parecer que nosotros gobernábamos, que nosotros tomábamos las decisiones. Siempre aclaramos que el nuestro era un asesoramiento técnico y ad honorem, solo damos un punto de vista pero no tenemos a nuestro cargo las decisiones finales”.
Jamás dirá cómo vivió los ataques que sufrió su padre y, en menor medida, sus colegas y ella por parte de quienes bautizaron al gobierno de Alberto Fernández como una “infectadura”. Responde, a la manera de Roberto Arlt, con prepotencia de trabajo: “El que se enoja, pierde. Tenemos que laburar todos juntos y tirando para el mismo lado, tenemos que tratar de que la grieta quede lo más al margen posible en esta emergencia sanitaria”.
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