La falsa opción de la guerra y las relaciones que con la industria armamentística tienen muchos “expertos” convocados por la prensa estadounidenses para analizar el asesinato de Qassem Soleimani y el conflicto en Medio Oriente.

El presidente Donald Trump llevó a Estados Unidos al borde de la guerra con Irán al ordenar el asesinato del general Qassem Soleimani. Tras el homidicio del militar y de otras cuatro personas que lo acompañaban en el aeropuerto de Bagdad, Trump alegó sin mostrar prueba alguna que Soleimani estaba planificando ataques contra militares y diplomáticos estadounidenses.

Cuando Trump, o cualquier otro jefe de Estado, invoca “información secreta” para justificar acciones violentas debemos desconfiar. Nadie sabe esto mejor que el coronel Lawrence Wilkerson, ex jefe de gabinete del secretario de Estado Colin Powell entre 2002 y 2005. Wilkerson participó y fue testigo de la campaña mediante la cual el ex presidente George Bush y su vicepresidente Dick Cheney, entre otros, promovieron y difundieron mentiras para justificar la desastrosa e ilegal invasión de Irak en 2003.

“Una vez ayudé a promover la falsa opción de la guerra. Ahora está sucediendo otra vez”, afirmó el coronel Lawrence Wilkerson tras colaborar con Collin Powell de 2003.

En un artículo del New York Times de 2018 titulado “Una vez ayudé a promover la falsa opción de la guerra. Ahora está sucediendo otra vez”, Wilkerson escribió: “Esa campaña llevó a una guerra innecesaria con Irak que representó pérdidas catastróficas para la región y para la coalición liderada por Estados Unidos, además de desestabilizar a todo Medio Oriente”. El ex funcionario agregaba: “El gobierno de Trump está utilizando el mismo manual para crear la falsa idea de que la guerra es la única forma de responder a las amenazas de Irán. Una guerra con Irán sería diez o quince veces peor que la guerra de Irak en cuanto a muertes y costos económicos”.

Un poco de historia

En 2003, el ahora retirado coronel Wilkerson ayudó a Powell a preparar su tristemente célebre discurso del 5 de febrero de 2003 ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. “Colegas, cada una de las declaraciones que hago hoy están respaldadas por fuentes sólidas. No son meras aseveraciones. Lo que estamos tratando de presentarles son hechos y conclusiones basados en información sólida”, afirmó Powell en aquella ocasión.

La presentación incluyó varias diapositivas, audios y un tubo que supuestamente contenía ántrax, que el entonces funcionario sostuvo en alto para mostrar a las cámaras. El discurso duró más de dos horas y, tal como luego se comprobó, estuvo plagado de mentiras y falsedades. Años más tarde, Powell describiría su discurso como una “mancha indeleble” en su carrera. Sin embargo, hizo su trabajo. Seis semanas después comenzó la llamada Operación conmoción y pavor: el gobierno de Bush y Cheney bombardeó Irak sin miramientos.

Más recientemente, en una entrevista con Democracy Now!, Wilkerson afirmó: “El caos que estamos observando en toda la región fue provocado por la invasión de Estados Unidos en 2003. Fui testigo de cómo se preparó la información de inteligencia, de cómo las principales figuras del gobierno de Bush difundían esa información o contribuían a generarla, como fue el caso de Cheney, y fui testigo del inevitable camino hacia la guerra”.

“Las afirmaciones de Trump y Pence son absurdas. Soleimani nos ayudó en Afganistán a combatir a los talibanes. Recibimos ayuda indispensable de Irán en ese sentido”, afirma Wilkerson.

Wilkerson señala además la similitud entre las mentiras que dieron lugar a la guerra de 2003 y las declaraciones de los voceros de Trump en televisión o, ahora, a través de Twitter. Después del asesinato de Soleimani, el vicepresidente Mike Pence tuiteó que Soleimani “asistió en el traslado clandestino a Afganistán de diez de los doce terroristas que perpetraron los ataques del 11 de septiembre en Estados Unidos”. Wilkerson afirmó: “Las palabras de Pence son absurdas. Soleimani y su séquito estaban en realidad ayudándonos en Afganistán en 2001 y hacia principios de 2002 a combatir a los talibanes. Recibimos ayuda indispensable de Irán en ese sentido”.

El secretario de Estado Mike Pompeo ha sido uno de los más fervientes y omnipresentes defensores del asesinato de Soleimani por parte del gobierno de Trump. Wilkerson continuó: “Vamos a mentir, engañar y estafar, como lo están haciendo Pompeo, Trump y Esper, o como lo están haciendo ahora mismo Lindsey Graham, Tom Cotton y otros miembros de mi partido político, los republicanos. Vamos a engañar y a estafar a la población para hacer lo que sea necesario para continuar con el complejo bélico-militar-industrial. Esta es la verdad y la agonía de la cuestión”.

Otras voces críticas

Wilkerson no es el único republicano crítico de Trump. El senador republicano de Utah Mike Lee dijo sobre la reunión informativa a puertas cerradas que altos funcionarios del gobierno de Trump mantuvieron con los legisladores en el Congreso: “Duró poco más de una hora, tras lo cual, quienes estaban encargados de brindarnos la información se retiraron. Sin embargo, esto no es lo que encuentro más problemático de una reunión que, añadiría, probablemente fue la peor a la que he asistido sobre un tema militar en los nueve años que he estado en el Senado. Lo que me pareció muy preocupante fue uno de los mensajes que recibimos de las personas que expusieron: no debatan, no discutan la conveniencia de una mayor intervención militar contra Irán. Si lo hacen, estarán envalentonando a Irán”.

Wilkerson fue más allá. “Lo que dijeron implica que al tener un debate sobre la conveniencia de una mayor intervención en Irán estaríamos estaríamos haciendo de Estados Unidos un lugar menos seguro. Lo encuentro ofensivo y degradante, no de manera personal, sino para con el cargo que ocupa cada uno de los cien senadores. No me importa si son de la CIA, del Departamento de Defensa o de cualquier otro organismo. Que vengan y nos digan que no podemos debatir y discutir una intervención militar es antiestadounidense, es inconstitucional y está mal”, señaló Wilkerson.

Wilkerson, que fue testigo de primera mano de cómo se urde la decisión de librar una guerra, no es optimista sobre las perspectivas de paz: “Desde el 11 de septiembre, el monstruo de la seguridad nacional, el monstruo de las guerras interminables, ese monstruo que salió del pantano maloliente de Washington D.C. y mordió a Trump está vivito y coleando. Estados Unidos existe hoy para librar guerras”.

Traducción al español del texto en inglés: Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org.

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Los señores de la guerra

Un fuerte coro de voces apareció en los medios de comunicación para celebrar la decisión del presidente Donald Trump de asesinar al general iraní Qassem Soleimani, una medida que renovó la tensión en Medio Oriente, disparó un nuevo despliegue de fuerzas estadounidenses en la región y alentó predicciones sobre un aumento del gasto militar.

Muchos de los expertos que aparecieron en la televisión estadounidense o fueron citados en importantes publicaciones para alabar las acciones del presidente Donal Trump tienen vínculos no revelados con la industria de la defensa, la única industria doméstica que se beneficiará con el aumento de la violencia.

Jack Keane, un general retirado del Ejército, apareció en Fox News y en la Public Radio International (1) en los últimos días para alabar a Trump por el ataque a Soleimani. “El presidente actuó de manera responsable”, dijo Keane durante una aparición con el presentador de Fox News Lou Dobbs. “Debería haber sucedido hace mucho tiempo”, agregó. Keane, que ha trabajado para compañías militares, incluidas General Dynamics y Blackwater, actualmente se desempeña como socio en SCP Partners, un firma de capital de riesgo que invierte en contratistas de defensa.

Otro caso es el de Van Hipp, presidente del grupo de presión American Defense International, que representa a más de dos docenas de contratistas de defensa, incluidas Raytheon, Palantir y General Atomics, el fabricante del dron MQ-9 Reaper utilizado en el asesinato de Soleimani. Hipp publicó una columna de opinión en el sitio web de Fox News elogiando a Trump y sugiriendo la necesidad de una mayor presión sobre el gobierno iraní.

Van Hipp representa a una docena de contratistas del área de defensa, incluida General Atomics, la firma que construyó el dron MQ-Reaper usado para matar a Soleimani.

David Petraeus, el general retirado que una vez dirigió las fuerzas estadounidenses en Irak y Afganistán, fue citado por varios medios para apoyar el asesinato de Soleimani. “Es un esfuerzo muy significativo para restablecer la disuasión”, dijo a Foreign Policy. En Public Radio International, Petraeus declaró que “el episodio fue manejado de manera bastante impresionante” y no ahorró elogios a Trump por “apuntalar nuestras defensas y nuestras capacidades ofensivas”.

Petraeus, quien también apareció en Face the Nation de CBS, trabaja para Kohlberg Kravis Roberts and Co., una firma de inversión con participaciones en varios contratistas de defensa importantes que, según los informes, se está moviendo para “construir su cartera de inversión en defensa en un momento en que los presupuestos militares se están disparando”.

Por su parte, John Negroponte, el ex funcionario del Departamento de Estado que ahora se desempeña como vicepresidente de la firma de defensa aeroespacial McLarty Associates, apareció en Fox News para responderle al senador Bernie Sanders, quien había afirmado que el ataque representaba una amenaza de guerra. “Creo que es un acto de defensa propia”, dijo Negroponte.

Jeh Johnson, el ex secretario de Seguridad Nacional durante la administración de Obama Obama, apareció en Meet the Press de NBC para ofrecer un apoyo medido al gobierno de Trump. “Soleimani -dijo Johnson- era un objetivo militar legítimo y el presidente, bajo su autoridad constitucional como comandante en jefe, tenía una amplia autoridad legal interna para ordenar el operativo. No necesitaba una autorización adicional del Congreso”. Johnson se unió en 2017 a la junta directiva de Lockheed Martin, uno de los contratistas de defensa más grandes del mundo. El puesto de medio tiempo le retribuye 310 mil dólares al año en premios en efectivo y acciones.

Los señores de la guerra: Jeh Johonson, Jack Keane, David Petraeus y John Negroponte. Cuatro “expertos” convocados por la prensa que tienen intereses en la industria bélica estadounindese.

“Es imperativo que los televidentes sepan cuándo sus comentarios de noticias provienen de alguien con un incentivo financiero relacionado con el tema que están comentando”, dice Gin Armstrong, investigador principal de Iniciativa por Responsabilidad Pública, entidad dedicada a rastrear conflictos de intereses. “La pregunta clave es por qué los medios de comunicación permiten que cualquier persona con un interés financiero en la guerra, independientemente de su experiencia militar o gubernamental, tenga acceso a sus plataformas en un momento crítico como este”.

Más guerra, mejores dividendos

Los fabricantes de armas aseguran a los inversores que la tensión de Irán alimenta el negocio. No se equivocan. Inmediatamente después del asesinato, los precios de las acciones de los principales contratistas de defensa se dispararon ante la expectativa de un nuevo conflicto. La administración Trump ya ha autorizado unos 130 mil millones dólares adicionales de presupuesto para el Pentágono. Sin embargo, los analistas esperan que los niveles de gasto en armas sean aún mayores.

Un área clave para el crecimiento militar en el gasto de defensa podría ser el fondo de Operaciones de Contingencia en el Extranjero (OCO), una cuenta especial utilizada para financiar operaciones de guerra. El OCO se había congelado y se esperaba que se mantuviera estable en el presupuesto de 2021. La escalada en respuesta al asesinato de Soleimani podría modificar la situación, según el Grupo Cowen, un banco de inversión que se especializa en prestar servicios a contratistas del Pentágono.

“La cuenta OCO, que hubiera tenido una trayectoria más baja en los próximos años, probablemente irá en ascenso con el despliegue de fuerzas en la región y los ataques adicionales que podría decidir el gobierno dependiendo de la respuesta de Irán”, escribió Roman Schweizer del Grupo Cowen en una nota interna destinada a los inversores.

Apuntando a Irán

No es la primera vez que los expertos en defensa ocultan su participación en las políticas militares que defienden. El Boston Globe informó sobre cómo los contratistas retienen habitualmente a los ex oficiales de alto nivel para que ejerzan como lobistas, a pesar de que pocos de ellos se molestan en registrarse, o en cumplir con las estándares éticos requeridos.

Los ex líderes militares juegan un papel decisivo en la configuración de la opinión pública en torno a la escalada militar. En el período previo a la Guerra de Irak, el Pentágono mantuvo un esfuerzo secreto para desplegar a ex generales y otros funcionarios de alto rango en los programas de noticias de televisión con la finalidad de obtener apoyo para la invasión. El New York Times, que informó sobre la campaña, señaló que los expertos militares mantenían lazos financieros con los contratistas de defensa, una participación financiera en las políticas de guerra que buscaban promover.

(1) National Public Radio​​ es una organización de medios estadounidense sin fines de lucro que produce programación enfocada en noticias y segmentos culturales para una red nacional de más de mil estaciones de radio pública en los Estados Unidos.

Traducción al español del texto en inglés: Mercedes Camps. Edición: María Eva Blotta y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org.

 

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