Cronista eximio, investigador riguroso, Ricardo Ragendorfer acaba de publicar “Patricia. De la lucha armada a la seguridad”, que puede leerse como una biografía no autorizada de la actual ministra pero que también es un recorrido -en el caso de Bullrich, marcado por el oportunismo – de los últimos 45 años de historia política de la Argentina.

Café de por medio en un bar de San Telmo, entrevistamos a Ricardo Ragendorfer. En una charla no exenta de cierto humor corrosivo, el autor de Patricia. De la lucha armada a la Seguridad, nos cuenta parte de las motivaciones y las sorpresas de una investigación llevada adelante durante meses. Tal vez, como él mismo lo dice, se trata de un libro que supera al personaje, de por sí opaco, pero con el cual se puede establecer un hilo conductor sobre los últimos 45 años de la historia política argentina.

-¿Cómo surge la idea de escribir este libro sobre Patricia Bullrich?

-Debo confesar que no fue una idea mía sino una propuesta editorial, que al principio no generó en mí demasiado entusiasmo, porque me resultaba farragoso la idea de tener que dedicarle algunos meses de mi vida a esa mujer, pero, después me pareció que estaba frente a una aventura periodística que merecía ser vivida, que merecía ser escrita por dos razones, si bien es un personaje algo opaco, su trayectoria me permitía escribir sobre cuarenta y cinco años de historia argentina y por otro lado, me permitía hacer lo que la industria editorial llama un libro urgente. Puesto que trataría -por primera vez en un libro- yo diría del aspecto más extremo, más alevoso y más criminal del régimen macrista, que es su política de seguridad.

-¿Hubo cosas que te sorprendieron mientras ibas investigando los distintos aspectos de su vida?

-Sí, desde luego, cuando vos encaras un trabajo de investigación periodística tenés dos caminos, por un lado tratar de demostrar determinadas hipótesis que vos tenés o por el otro hacerte una serie de preguntas acerca de lo que vos investigaste. Yo por lo general elijo el segundo camino, porque eso de algún modo me preserva del condicionamiento que supone andar por ahí demostrando hipótesis. Se nota eso y realmente preferí hacer incluso un libro que superara al personaje en el cual está inspirado, en ese sentido me sorprendieron cosas muy puntuales y cosas más coyunturales, entre las cosas puntuales me sorprendió de sobremanera lo siguiente: en el secuestro de Jorge y Juan Born, cosa que está a cargo de la columna norte de Montoneros que era donde la Bullrich estaba encuadrada junto con Galimberti, que por cierto estaba al frente del mando táctico del operativo, ella participa incidentalmente en algunas tareas secundarias de inteligencia previa, boludeces… y tal vez sin saber cuáles eran los objetivos de esa operación, cosa que por lo general se solía compartimentar ante los colaboradores secundarios para que el hecho no se filtre. En ese hecho, en el operativo mueren dos personas, el chofer de Jorge Born que trata de manotear un chumbo y muere por una ráfaga de ametralladora presumiblemente disparada por el cuñado de Patricia y el señor que iba al lado, que no se sabía quién era, porque en las tareas de inteligencia previa no estaba prevista su presencia y recién a la noche sale en los diarios su identidad, se trataba de un gerente de Molinos Río de la Plata que ese día había tenido la mala idea de ir a desayunar con Juan Born y juntos iban a la sede corporativa del centro y su nombre era Alberto Bosch. Eso se supo la noche misma del hecho, pero 45 años después y de puta casualidad, descubrí que ese pobre hombre era nada menos que el tío de Patricia, era un primo hermano de la madre. Eso por un lado, por otro lado me sorprendió descubrir o percibir que lejos o más allá de la diferencias políticas, más allá de las críticas y más allá de las animosidades entre Galimberti y la Conducción Nacional, todos los procesos de rupturas, de desencuentros y escaramuzas que hay entre Galimberti y cosa que por añadidura arrastra Patricia, porque ella se le había pegado como un chicle a la suela de un zapato a Galimberti, tenían que ver en realidad con la guita que hacen en el rescate de ese secuestro, con los 60 millones de dólares, ya que esa cifra le causaba un insomnio terrible a Galimberti, puesto que él había tenido el mando táctico de ese secuestro o sea él había generado esa guita y la misma era controlada por la Conducción Nacional, eso de algún modo es el disparador de la escisión que Galimberti efectúa en el año 79, es el motor de parte de su conducta política que tiene hasta entonces. Es el motor de su reconciliación con Juan Born y finalmente logra arañar un palo verde, cuando a fines de la década del 80 los Born lo contratan como testigo en el juicio que le hacen a los Graiver para recuperar la plata que Montoneros oportunamente le había dado a David Graiver, para que la usasen de modo legal, eso me sorprendió de sobremanera entre otras cosas.

-Hablamos de un personaje que atraviesa 45 años de la política argentina, pero si nos remontamos al pasado familiar de Patricia Bullrich, tenemos a parte de su familia participando de la Conquista del Desierto y ahora la encontramos a ella persiguiendo a los mapuches, ¿aparece esa relación en el libro?

-Como se sabe Bullrich es el fruto de un Bullrich y una Pueyrredon Luro, casi 150 años antes, es decir en 1827 llega el primer Bullrich a la Argentina, August Bullrich, que era un mercenario alemán capturado después de la Batalla de Ituzaingó, es decir en la guerra con Brasil, por las tropas de las Provincias Unidas del Río de la Plata y es traído para acá y se casa con una mujer, hija de un hidalgo español. Hidalgo era una especie de título nobiliario menor, un título nobiliario de los plebeyos o sea, era una especie de sub oficial de la aristocracia y es fusilado en 1812 por haber participado de la conspiración de Martín de Alzaga contra el Primer Triunvirato y quien lo fusila es Juan Martín de Pueyrredon, así que 150 años antes que una Pueyrredon quedara embarazada de un Bullrich, los Bullrich y los Pueyrredon se andaban fusilando entre ellos. Por otro lado, es cierto que el hijo de este August Bullrich, Adolfo Bullrich, es quien en efecto hace fortunas rematando tierras ganadas a los indios y después se convierte en intendente de la ciudad de Buenos Aires durante la presidencia de Julio Argentino Roca. Mientras que uno de los Luro, el Luro más rico de aquella época, estamos hablando de fines del siglo XIX, se casa con la hija de Ataliva Roca, que era hermano de Julio Argentino, cuyo nombre Sarmiento convierte en sinónimo de cobrador de sobornos, porque decía: Julio Argentino gobierna y su hermano ataliva. Desde luego hay un hecho simbólico entre aquella -entre comillas- epopeya civilizatoria y la represión que desata el gobierno macrista a través de Patricia Bullrich, en el sur patagónico a partir del 2016. Hay una especie de continuidad simbólica, de todos modos, si sus ascendientes no hubieran estado tan comprometidos con la Conquista del Desierto ella igual hubiera hecho lo que hizo, pero existe ese antecedente familiar.

-La vemos siempre pegada al poder o lo que ella considera que puede llegar a ser el poder, de Montoneros a la escisión, del cafierismo al menemismo, de ahí a la Alianza, de la Alianza al macrismo, ¿hay una patología en esa conducta?

-Esa es una de las preguntas que me hacía, que es la constante mutación de religiones políticas, es su marca personal, es una cosa que ya se sabe, incluso yo la resumo en el título, de la lucha armada a la seguridad. Lo que me interesaba en todo caso era explorar el trasfondo de esas mutaciones y también desde luego sus costados más estrechos, si se trata de una persona proclive a cambiar tantas veces y en tan poco tiempo de su modo de interpretar el mundo o si realmente se trata de la misma persona, creo haber llegado a la conclusión de que siempre fue la misma persona, puesto que en cada una de las escalas de esa profusa travesía ella siempre aplicó los mismos patrones de conducta, que son el alpinismo político y la acumulación de poder y situarse siempre como ladera del ganador de turno.

-Cuando comenzamos a hablar mencionamos el secuestro de los Born, ahí la vemos realizando tareas de inteligencia y hoy la encontramos implicada en una causa de espionaje…

-Fijate vos, que a ella si vos le preguntás si perteneció a Montoneros te va a decir que no, que apenas militó en la Juventud Peronista y que fue una militante marginal. Todesca el del INDEC, que también militó en la columna norte, al menos te dice: Militar en Montoneros fue lo peor que hice en mi vida. Pero ella directamente lo niega, es como decir, yo no soy yo. En ese sentido su libido pasa por la maniobra política más que por el espionaje. Muchos me han preguntado si ella estaba infiltrada en Montoneros, de ninguna manera, porque el batallón 601 no andaba reclutando pibas de 15 años con portación de apellidos, ella es un animal político amaestrado por Galimberti. Tampoco es la versión femenina de Galimberti, es una creatura, una especie de Frankenstein creado por Galimberti. Y Galimberti, es todo caso una especie de tipo mucho más brillante y tal vez más perverso. Ella no es brillante, es apenas mala. En ese aspecto, el espionaje es una de las tantas facetas que a ella le sirven para hacer política o para cumplir determinadas funciones.

-Una parte jugosa del libro debe ser cómo se conocen con Galimberti…

-Es una cosa si se quiere graciosa, el factótum de ese encuentro era un personaje de la época que fue Diego Muniz Barreto -que murió secuestrado por Luis Patti- y era una especie de Pigmalión de Galimberti y en calidad de tal, solía ir con bastante frecuencia a Madrid en el año 72 para entrevistarse con Perón, puesto que Galimberti era el delegado de la juventud, solían permanecer semanas enteras y en esas circunstancias Galimberti conoce a una mina que no le da bola y él se engancha y queda muy alicaído por esa circunstancia. En eso conversa Perón con Muniz Barreto acerca de lo alicaído que estaba Galimberti y Perón en un momento dado le dice: Hasta el hombre más plantado, puede llegar a tener un corazón otario, pero lo que le pasa a este muchacho es otro problema; tiene un complejo de inferioridad social terrible por el apellido de sardinero que porta y eso se cura de dos maneras, entrando al ejército o casándose con una chica de prosapia y como Rodolfo ya está grande para entrar al Colegio Militar, vea Diego, porque no le presenta a una chica de su círculo de amistades. Muniz Barreto tenía una relación sentimental con la madre de Patricia, Julieta Estela que se había divorciado del marido y además estaba encandilada por la época y  entra a trabajar en una agencia de publicidad. Este hombre lo lleva entonces a tomar el té al petit hotel de la calle Mansilla, donde vivían Julieta Estela y la Bullrich, con el propósito de que Julieta la hermana de Patricia se cruce con Galimberti y esa operación política si así se la puede llamar, llegó a buen puerto, parece ser que el flechazo fue inmediato y Patricia quedó ahí como un bonus track de esa gestión.

-Algunos militantes de la época consideran a Galimberti no un traidor, pero si un renegado, ¿le cabe el mismo sayo a Patricia Bullrich?

-Patricia Bullrich siempre fue una persona bastante rara, no era muy apreciada por sus compañeros de militancia. Primero, ella no era un cuadro político, segundo, no era un cuadro militar y en todos los lugares que militó en esa época, siempre chapeó con su lazo familiar con Galimberti y en ese sentido operaba con él y un día te podía decir una cosa y al siguiente exactamente lo contrario sin que se le mueva un músculo del rostro. Lo que sí hay, es un quiebre ético en ellos, que se produce en la época de Alfonsín. Cuando Alfonsín enjuicia a las juntas y crea la teoría de los dos demonios y recomienda el procesamiento de las cúpulas guerrilleras, razón por la cual queda Galimberti en orsay y durante todo el alfonsinismo vive clandestino, cosa que le molestaba bastante y que quiso remediar políticamente, embistiendo contra la teoría de los dos demonios, lo cual dicho así suena bien, porque la teoría se asienta sobre un razonamiento típicamente radical si quiere, pero en vez de señalar que en realidad había un solo demonio que planifica un plan de exterminio contra toda la sociedad argentina, el plantea la teoría de los ángeles caídos, que es poner en un mismo plano de inocencia penal a los represores y a los guerrilleros, razón por la cual entra a contactarse con  ciertas personas para motorizar esa postura y esas ciertas personas, no eran otros que el represor Jorge Radice de la ESMA, con el cual cultiva una gran amistad y se convierte en socio de algunos negocios y también con sectores carapintadas que planteaban exactamente lo mismo. Patricia lo secunda y gestiona también ese tipo de relaciones, produciéndose un quiebre táctico de algún modo mancillando la lucha en la cual ella estuvo involucrada y que después, sería considerada la lucha por la memoria, la verdad y la justicia. Se convierte en cómplice de quienes fueron represores, afortunadamente eso ocurre en la época de Alfonsín y no en la época de la dictadura militar donde esa postura hubiera resultado letal. Incluso hace un par de años, invitada al programa de Mirta Legrand ella dice, al final los demonios no eran tan demonios.

-¿Por qué hay que leer este libro?

-No sé, soy mal vendedor, pero si puedo decir que es un libro que a mí me hubiera gustado leer.

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