Mientras miles de personas se reúnen frente al Congreso en una plaza dividida entre las posiciones a favor y en contra de la legalización del aborto que discute y debe votar el Senado, en decenas de ciudades del mundo movimientos feministas acompañan y expresan su apoyo con un pañuelazo internacional.

En los últimos meses, mientras el proyecto de ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) avanzaba en el Congreso, más grupos de mujeres y colectivos feministas se sintieron interpelados fuera del país y tomaron la causa argentina como propia.

Por eso, la convocatoria de hoy atraviesa casi toda América latina -una región en la que el 97% de las mujeres en edad reproductiva viven en países donde el aborto está prohibido o restringido, como es el caso actual de Argentina- y llegó a varias ciudades de Estados Unidos, las principales capitales y centros urbanos de Europa occidental y lugares tan distintas como Tokio y Sydney.

Los pañuelazos que acompañarán la vigilia de millones de mujeres argentinas se instalarán frente a embajadas y consulados argentinos y plazas emblemáticas.

Será una jornada internacional inédita y la conclusión de un apoyo que comenzó mucho antes e incluso alcanzó en los lugares más inesperados como el norte de Siria, en medio de la guerra que desangra a ese país desde hace más de siete años.

Un grupo de milicianas sirio-kurdas difundieron esta semana un video desde la ciudad de Rojava, lindante con Turquía, y, junto a los símbolos de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, lanzaron su propio grito: “¡Mujer, vida y libertad!”

En paralelo, actrices, activistas, personalidades públicas y, especialmente, organizaciones internacionales de derechos humanos también asumieron un rol de divulgadores del debate argentino y del impacto que una legalización del aborto aquí podría tener sobre las luchas en otros países.

La voz más activa, sin dudas, fue la de Amnistía Internacional. Además de acompañar y ser protagonista del debate en el Congreso argentino, consiguió que más de 60 diputados y senadores irlandeses -es decir casi un tercio de ese Parlamento– firmaran y enviaran una carta al Senado argentino para pedirles a sus pares que sigan el ejemplo de su país -el último en legalizar el aborto- y pongan fin a “la violación de los derechos humanos de las mujeres y las niñas”.

Después, ya en la víspera del debate en el pleno del Senado, Amnistía publicó una publicidad en la contratapa de la edición internacional de The New York Times, que se publica en más de 160 países y territorios, con una sola consigna: “Adios” al aborto clandestino en Argentina.

Con el avanzar de los días se volvió indiscutible que el debate sobre la legalización del aborto dentro del Congreso y especialmente dentro de la sociedad argentina tuvo un impacto inesperado fuera de las fronteras nacionales, principalmente en los países latinoamericanos en donde la discusión, en muchos casos, recién comienza.

En los últimos días agrupaciones feministas brasileñas lograron llevar el tema al Supremo Tribunal Federal, la máxima corte del país, y en las audiencias públicas el caso de Argentina se mencionó una y otra vez.

Al mismo tiempo, hace semanas que feministas de Chile, Paraguay, Colombia, Venezuela, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, entre otros países, cuentan cómo la experiencia argentina las inspiró para relanzar su lucha en las calles, sea buscando agregar causales a las leyes restrictivas que tienen, reglamentando las normativas actuales para que puedan ser aplicadas o, al menos, pidiendo la liberación de las mujeres encarceladas por abortos voluntarios y espontáneos.

“Si nuestras hermanas argentinas, aún con un papa argentino, están intentando cambiar su ley de aborto, hay que intentarlo”, aseguró hace unos días Débora Diniz, cofundadora de Anis, el Instituto de Bioética que encabeza la cruzada institucional en Brasilia para despenalizar el aborto durante las primeras 12 semanas del embarazo.

La lucha por legalizar el aborto demostró ser una causa no exclusiva del movimiento de mujeres argentino. Feministas de todo el mundo se sintieron representadas por las manifestaciones en las calles y los argumentos dentro del Congreso, y por eso decidieron sumarse a esta jornada histórica.

Los trabajadores y trabajadoras de Somos Télam también recibimos este tipo de solidaridad internacional en estos más de 40 días de paro. La Organización Internacional del Trabajo (OIT), Amnistía Internacional, la Federación Internacional de Periodistas -que nuclea a sindicatos de prensa de todo el mundo-, la Conferencia Sindical Internacional -la mayor central sindical del mundo- y el Colegio de Profesionales de Chile expresaron su solidaridad en las últimas semanas y pidieron al gobierno argentino la reincorporación de los 357 compañeras y compañeros despedidos.

Fuente:  #SOMOSTÉLAM8A

 

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